Investigadores  de la Universidad de Rice, en Texas, EEUU, hicieron público el pasado lunes 25 de julio un experimento sobre la utilidad de cadáveres de arácnidos para ser utilizados como pinzas mecánicas con capacidad para agarrar objetos pesados y con formas irregulares.

El descubrimiento puede dar inicio a un nuevo campo de estudio científico llamado ‘necrobótica’, permitiendo a los expertos utilizar objetos bióticos como componentes robóticos, según los responsables de la investigación, publicada en la revista Advanced Science.

“Esta área de la ‘robótica blanda’ es muy divertida porque podemos usar unos tipos de actuación y materiales que no se habían explotado anteriormente”, afirmó el investigador Daniel Preston, que además añadió que “la araña cae en esta línea de investigación y es algo que no se ha usado antes, pero que tiene mucho potencial”.

Según los expertos, se puede manipular el movimiento de las patas de una araña lobo muerta aplicando presión en las válvulas internas, ubicadas en la cámara hidráulica de su cuerpo, conocido como prosoma. Esto da como resultado la creación de una pinza ‘necrobótica’ que se logró después de aplicar aire. Una de las formas de insertar aire es mediante una jeringa manual, inyectándola en el arácnido.

El experimento demostró que la pinza era capaz de levantar más del 130 % de su peso corporal. Asimismo, realizaron alrededor de 1.000 repeticiones de apertura y cierre para comprobar el funcionamiento y duración de las extremidades, que comienza a desgastarse después de un uso superior de las 1.000 repeticiones, se sospecha que “está relacionado con problemas de deshidratación de sus articulaciones (…) creemos que podemos superar esto aplicando recubrimientos poliméricos”, explicó.

Finalmente, Daniel Preston informó que “las propias arañas son biodegradables”, por ese motivo no se está generando “un gran flujo de desechos, lo que puede ser un problema con los componentes más tradicionales”.