Las agencias de publicidad y las marcas, confían en los alcances de Instagram como la red social de imágenes por excelencia, pero a su vez, los filtros que esta aplicación ha ido implementando paulatinamente entre sus herramientas, también imponen una estética visual que los marketeros se esfuerzan en recrear.

Es bien sabido que buena parte de las propuestas visuales de Instagram están inspiradas en técnicas de la fotografía analógica que impusieron una estética visual en su época y que ahora los usuarios denominan de vintage, y emplean para dar esa apariencia envejecida y retro a sus imágenes.

Donde radica el verdadero aporte de la red social es en la medición de tendencias, un término que interesa mucho a las agencias de publicidad y a los marketeros. El empleo de los diferentes filtros y el uso de hashtag para su indexamiento en la plataforma, le permite a los expertos saber cuáles son las imágenes que gustan más y qué estética adoptar.

A su vez, Instagram no sólo posiciona tendencias, también las acelera a un ritmo sumamente vertiginoso. Sin embargo, la aplicación que forma parte de la familia de Facebook, no está dispuesta a adaptarse a las necesidades de las marcas y empresas, son ellas las que deben decodificar sus fortalezas y debilidades para crear campañas virales y exitosas.