Este gadget, conocido también por algunos como el palo selfie, pasó a superar en tiempo récord la popularidad de inventos como el reloj inteligente y se convirtió en la herramienta imprescindible de los turistas y de los adictos a las selfies. Sin embargo, la proliferación de estos artefactos ha puesto en jaque a los responsables de espacios turísticos muy concurridos, ya que pueden convertirse en una verdadera molestia.

En Seúl fue prohibido porque su conexión bluetooth podía ser insegura para los usuarios y el Louvre se convirtió en uno de los primeros museos del mundo en darle un portazo al palo selfie, por considerarlo inseguro no sólo para los visitantes del museo (que puede alcanzar más de nueve millones de visitas por año), sino muy especialmente para las obras de arte.

En este sentido, Bol la tienda online holandesa, ha hecho un video viral que demuestra cómo un palo selfie puede convertirse en un verdadero asesino de obras de arte. El video muestra el viaje de una familia a Italia y cómo el hijo va ocasionando molestias a diestra y siniestra durante todo el recorrido, gracias al popular artefacto.

Al final, una de las obras más emblemáticas de la Galería de la Academia de Florencia resulta castrada: se trata del David de Miguel Ángel, que pierde su bien conocido miembro viril a causa de un bastonazo proporcionado por el más que conocido palo selfie.