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Aparicio fue un general en el arte de robar bases

Robar bases ha pasado por varias épocas en que a los estafadores se les permitía o no salir a conquistar la siguiente almohadilla.

Luego que en la denominada era muerta (1920 hacia atrás) fue una época donde robar era común, pero cuando Babe Ruth empezó a sacar vuelacercas, la onda del jonrón generó más asistencia y los dueños de equipos se enfocaron en buscar bateadores de poder.

Fue una situación que, aunado a la Segunda Guerra Mundial, hizo que los estafadores fueran escasos hasta mediados de los años cincuenta, cuando apareció nuestro compatriota Luis Aparicio y por nueve años seguidos fue líder robador (incluyendo cuatro zafras sobre los cincuenta).

Equipos como Dodgers apostaron a la velocidad y conformaron sus rosters con varios velocistas. Uno fue Maury Wills, quien en 1962 fue el primero en superar los cien robos con 104. Esa década y las de los setenta y ochenta se caracterizaron por corredores como Rickey Henderson, quien logró con 130 (1982) la nueva marca en las mayores, pero también otros como Vince Coleman, Lou Brock, Tim Raines y Omar Moreno, que pasaban fácilmente de los 70 estafadas por zafra.

Sin embargo ya en los noventa y estimulados por el uso de esteroides y otras sustancias no prohibidas, el poder ahora casi siempre puyado, mandó en la MLB con jugadores con campañas de cincuenta, sesenta y hasta setenta jonrones como si estuvieran tomando agua.

Ante problemas de salud que sufieron muchos y la intervención de autoridades gringas, se establecieron controles para descubrir quién se dopaba o no. El resultado fue que bajaron el número de tablazos. Volvió el robo, pero poco a poco.

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Pero ahora parece que puede haber un repunte, sobre todo desde que se implementaron las nuevas reglas. Primer factor a favor son las bases más grandes, que pasaron de las 15 (38,1 cms) a 18 pulgadas (45,72 cms).

Lo clave es que estas nuevas bases acortaron en cuatro pulgadas y media (11,40 cms) la distancia entre bases. La medida entre la tercera y el plato; y del home a primera se redujo por 3 pulgadas (7,62 cms). Eso implica para un corredor veloz o sobre el promedio. que da un paso menos que antes.

También influyó la inclusión del cronómetro para los pitchers, que les otorga apenas 20 segundos entre pitcheos cuando hay corredores en bases. Y sólo tienen permitidos dos virajes por turno al bate

Y todo esto incentivó el robos de bases. Prueba de ello es que el año pasado se estableció el récord de porcentaje de éxito en robos de base (3.481) con un 80.2%. Anteriormente, el mejor porcentaje pertenecía al año 2021 (2.214 robos en 2.926 intentos) con 75.7%.

Esas 3.481 almohadillas son la mejor marca desde el récord de 3.585 en 1987 (era de la pelota viva). Representó casi mil más que las 2.486 en 2022. En porcentaje, se pasó de 82.9% en 2022 a 116.8 en 2023.

Las última vez que se pasó los tres mil robos fue 2012 (3.229 en 4.365 intentos)… Ahora surge una nueva era del robo.

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