Este año se cumplieron 100 años de la publicación del Ulises de James Joyce.
Fue el 2 de febrero de 1922 la fecha que este autor irlandés publicó su más reconocida obra, justo el día que el autor cumplió sus 40 años de edad.
La elección de esta fecha no fue casual, pues según sus amistades y su pareja, Nora Barnacle, el escritor era muy supersticioso.
Joyce se negó a publicar Ulises un año antes, en 1921 porque la suma de sus cifras daba como resultado 13, un número que creía de mala suerte.
Esta novela se publicó por primera vez en París y sus páginas revolucionarían la literatura del siglo XX y la harían merecedora de convertirse en uno de los grandes clásicos de la historia literaria universal.
Joyce tardó 7 años en escribir Ulises y para entonces ya había publicado otros dos libros: Dublineses en 1915 y Retrato del artista adolescente en 1916.
En su exilio en Triste, Joyce culminó esta novela.
Rechazada por Leonard y Virginia Woolf, dueños de la editorial Hogarth Press, debido a su lenguaje «indecente», el texto fue corregido por Sylvia Beach, quien transformó su librería Shakespeare & Co. en editorial para sacar a la luz Ulises.
Ulises cuenta las vivencias de su protagonista, Leopold Bloom, y de habitantes comunes de Dublín durante el 16 de junio de 1904, pero a medida que avanza la narración ocurren muchas cosas como la descripción de sucesos, reflexiones, citas y comentarios.
Es una novela extensa que cuenta lo ocurrido un único día en esa ciudad. Tiene 18 capítulos y casi 1.000 páginas.
Algunos críticos consideran que la lectura de Ulises es dificultosa, pero coinciden en que la técnica narrativa difícilmente es comparable con la de otros escritores.
Por eso se dice que Ulises es una de las mejores novelas escritas en el siglo XX y por su gran complejidad se afirma que marcó un antes y un después en el género de la novela.
En su época, uno de los reproches que se le hacían era la propensión a lo grosero y lo escatológico.
En uno de los primeros capítulos, Stephen Dedalus, uno de los protagonistas, sale de escena pegando un moco seco en una piedra. Más adelante, Leopold Bloom, otro personaje de la novela, se despide acomodándose el pantalón después de defecar. Y este mismo personaje, en otro capítulo, se masturba en la playa de Sandymount mientras mira a una mujer.
Se trata de escenas que hoy en día no escandalizan a nadie, pero que en aquel momento pudieron ser la causa del rechazo de la editorial Hogarth Press. Es posible que el temor a la censura fuera la causa.
El título de la novela alude al héroe protagonista de la Odisea, un poema épico atribuido a Homero, escrito entre los siglos VIII y VII a.C. De hecho, existe un sistema de paralelismos entre el Ulises de Joyce y la Odisea de Homero.
Cada episodio de Ulises tiene un título que se corresponde con personajes de la Odisea y contiene múltiples referencias a la mitología griega.
Entre las complejidades de la novela se encuentran los saltos temporales y cada capítulo tiene una estructura diferente.
En el capítulo 18 Molly Bloom, uno de los personajes de la novela, tiene un extenso monólogo que cierra la novela sin signos de puntuación. Por su técnica y complejidad el Ulises de Joyce es, sin lugar a dudas, una de las obras que cambió la forma de escribir novelas a comienzos del Siglo XX.
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