El Concreto

Ideas sólidas

Circular
Responsabilidad Social Empresarial

Castilla y León apuesta por un modelo de economía circular, neutro en carbono

La visión de la Estrategia de Economía Circular de Castilla y León es transformar la Comunidad Autónoma en un territorio competitivo e innovador y libre de emisiones de carbono, que alimente su economía sobre un modelo regenerativo, fundamentado en un uso competente de los recursos naturales, a la vez que un modelo económico justo, que garantice la igualdad de género y la inclusión social.

Este patrón contribuirá a mejorar el uso de los recursos endógenos, reducir el consumo de materias primas y energía, y retornar al ciclo productivo natural o tecnológico los materiales al final de ciclo de vida útil de los productos, cogiendo como horizonte temporal para una economía altamente circularizada el año 2030.

En relación con la Estrategia de Economía Circular, se están llevando a cabo una serie de iniciativas que sirvan de referencia e impulso para el emprendimiento y la generación de nuevas actividades económicas con fuerte afianzamiento territorial.

Se promueve la Economía Circular

JCyL ya incorporó la economía circular de manera apreciable, como principio transversal, pero además como área de oportunidad para todos los sectores económicos principales de Castilla y León, en su política de I+D+i a través de la Estrategia de Especialización Inteligente (RIS3).

La riqueza fundamental de esta localidad es su medio natural y los recursos naturales renovables, debido a que la región cuenta con una gran riqueza en biomasa que requiere de una base importantísima para el desarrollo de la bioeconomía y la obtención de nuevos materiales de base biológica que puedan sustituir a los materiales de síntesis o materiales no renovables que cada vez son más escasos y más costosos.

La bioeconomía es una gran ocasión para el medio rural, sin él no sería posible determinar el uso de las materias primas renovables para nuestra industria.

Y también cuentan con una gran oportunidad para convertir los denominados biorresiduos en bioproductos, tanto de origen doméstico, como de la industria agroalimentaria o de la misma actividad agrícola y ganadera, pero a su vez de las aguas residuales o la ceniza de las plantas de biomasa, para recuperar los nutrientes que necesitan nuestros suelos para mantener la productividad de la actividad agraria.

El desarrollo de biofertilizantes basados en los biorresiduos es una gran coyuntura, no sólo de solucionar  la adecuada gestión de los mismos, sino de garantizar el aporte futuro de fertilizantes basados en la biomasa existente en nuestra Comunidad.