Todo el mundo sabe lo que es un seguro, y todos conocen y entienden su importancia… lo que no es muy del dominio público es la historia y evolución de esta importante herramienta de protección

EC.- La historia de los seguros, esos contratos que permiten cubrir una contingencia pagando por ello una prima a una compañía aseguradora, es una muy rica que comenzó siglos atrás por el afán del hombre de buscar y crear soluciones que lo ayuden a apaciguar las consecuencias de siniestros e imprevistos.

El mar como protagonista

El experto en la materia Hjalmar Jesús Gibelli Gómez explica que fue en el mar donde más evolucionó esta herramienta, pues el primer contrato de seguro marítimo se creó en el puerto de Génova (Italia), por allá por 1347. Ese documento cubría posibles accidentes, naufragios y acciones de piratas. Luego, en 1385, apareció lo que fue la primera póliza como tal, igualmente en costas mediterráneas, donde venía desarrollándose la idea desde hace siglos por los romanos.

Ahora bien, más al norte de Europa, específicamente en Inglaterra, hubo otra gran evolución del concepto del seguro alrededor del siglo XVII, cuando una cafetería llamada Lloyd’s se volvió popular por sus constantes charlas marítimas… tan constantes que el dueño creó la ‘Lista de Lloyd’s’, un boletín que notificaba sobre idas y vueltas de los navíos, y en base al cual muchas personas realizaban contratos de seguros sobre un barco.

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También en la capital británica se fundó el Fire Office, una especie de pionera de lo que hoy son las aseguradoras, creada para asistir al levantamiento de todos los edificios destruidos por el dantesco incendio que durante días azotó a la ciudad.

El verdadero inicio

A pesar que en el Mediterráneo o el Támesis se dieron pasos precursores a lo que son los seguros modernos, el verdadero inicio de todo se dio en Babilonia, entre los años 1955 y 1912 a.C., con el Código de Hammurabi, el cual no solo registraba la conducta y reglas de la vida cotidiana, sino que también expresaba algunos fundamentos aseguradores como el socorro y la indemnización a los trabajadores por cualquier accidente laboral, o la firma de acuerdos para repartir riesgos y atenuar pérdidas.

(Con información de Hjalmar Jesús Gibelli Gómez)