Hace algunos años, Canadá anunció una serie de medidas migratorias para luchar, entre otras cosas, contra el terrorismo. Entre ese conjunto de normas destacaba la expansión del uso de la biometría para la identificación de todos aquellos viajeros que necesitasen un visado para entrar al país.

Ramiro Helmeyer, experto en seguridad y blindaje, nos habla sobre ello en una reciente nota en su portal oficial, y allí explica que estas decisiones fueron aprobadas en el marco de las modificaciones hechas a la ley sobre inmigración y los reglamentos de la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá.

La utilización de datos biométricos para estos menesteres no es nueva ni sorprendente pues ya países como Reino Unido, Arabia Saudí, Malasia o Estados Unidos han aplicado la tecnología en sus procesos de visado, lo cual asegura facilidad en los desplazamientos legítimos y, por supuesto, una mayor seguridad de los ciudadanos.

¿Por qué? Porque se trata de un proceso rápido y seguro en el que la protección de la información personal de los solicitantes de visado es garantizada, y porque (en el caso que nos ocupa) todos los datos biométricos son tratados de conformidad con las leyes canadienses en materia de protección de la información personal.

Y la cosa va así… Una vez la persona llegue a la frontera, tendrá que presentar nuevamente sus datos biométricos para que estos sean cotejados con la información en la base de datos y se proceda a la confirmación de que se trata realmente de esa persona. El proceso, obvio, es automatizado gracias a máquinas que están (y estarán) disponibles en los aeropuertos del país.