Desde que se ha acuñado la frase “en publicidad vale todo” muchas personas se han dado a la tarea de pensar que la buena publicidad consiste, principalmente, en mentir para vender. Hay muchas personas, especialmente la generación de los millennials, que demandan cada vez más de las marcas y empresas, mucho más que un buen spot publicitario.

Uno de los hechos que demuestra la facilidad que posee la publicidad para “mentir” es la incorporación de falsas campañas publicitarias a series de televisión o producciones cinematográficas. Los Simpsons, es posiblemente una de las series que más acude a este método, con ejemplos memorables en varios de sus episodios.

Algunos de los ejemplos que más recuerda la audiencia de esta serie de televisión que ya supera los seiscientos capítulos es la falsa campaña de Mr. Croquet, cuando Homero Simpson descubre que su rostro es un logo para un producto de limpieza en Japón, el falso spot de el Señor Quitanieves y un comercial para la cerveza Duff.

Entre las producciones cinematográficas que más han calado en materia de campañas publicitarias falsas, relacionadas con el argumento del film, se encuentra dos producciones de Pixar: Toy Story, cuando finalmente Buzz Lightyear descubre que en efecto es un juguete, y Monsters Inc. en la gran campaña de promoción para la empresa encargada de la producción de la energía eléctrica en Monstruópolis.