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Sombra, Encaje y Veneno: 3 Genios Olvidados de la Literatura Gótica que Debes Rescatar
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Sombra, Encaje y Veneno: 3 Genios Olvidados de la Literatura Gótica que Debes Rescatar


Cuando pensamos en literatura gótica y romántica escrita por mujeres, el cerebro tiende a tomar un atajo inmediato hacia dos destinos: la cumbre tormentosa de las hermanas Brontë o el laboratorio suizo de Mary Shelley. Son referentes indiscutibles, sí, pero como ocurre a menudo en la historia del arte, la luz de los grandes faros termina ocultando a las estrellas que brillan alrededor.

El siglo XVIII y XIX fueron caldos de cultivo para una narrativa oscura, emocional y psicológica donde la mujer no solo fue víctima, sino creadora de pesadillas. Sin embargo, muchas de estas pioneras quedaron relegadas a notas al pie de página o descatalogadas durante décadas.

Para desempolvar estos tomos olvidados, nos reunimos una tarde lluviosa (el clima no podía ser otro) con Carlos Julio Heydra, un lector voraz y coleccionista aficionado de «rarezas» literarias. Lejos de la academia rígida, Heydra se acerca a los libros con la pasión del explorador. A través de sus recomendaciones y nuestra charla, hemos seleccionado a tres autoras que no solo escribieron historias de miedo, sino que reescribieron las reglas del juego.

Fuente: https://literaturaonline.com.br/principais-obras-da-literatura-gotica/

Contenido

Carlos Julio Heydra Castillo: 1. Ann Radcliffe: La dueña del paisaje y el suspenso

Es injusto decir que Ann Radcliffe es una «desconocida» total, pero ciertamente es una autora «no leída» por el gran público actual. En su época, fue la escritora mejor pagada de Inglaterra, una auténtica bestseller que influyó en todos, desde Jane Austen (que la parodia con cariño en La Abadía de Northanger) hasta Edgar Allan Poe.

Radcliffe inventó algo crucial: el terror que no se ve. Antes de que el cine aprendiera a usar la sombra para asustar, ella ya lo hacía con palabras.

Mientras hojeamos una edición antigua de Los misterios de Udolfo, Carlos Julio Heydra señala algo interesante sobre el ritmo de la autora: «Lo que me fascina de Radcliffe es que te obliga a tener paciencia. Hoy queremos el susto rápido, el monstruo en la primera página. Pero ella se toma su tiempo describiendo un atardecer en los Apeninos o el sonido del viento en un castillo ruinoso. Al final, te asustas no por lo que pasa, sino por la atmósfera que ha construido».

Radcliffe perfeccionó lo que se conoce como el «gótico explicado». Todo lo sobrenatural tiene, al final, una causa racional. Pero el viaje hasta esa explicación es puro nervio. Heydra nos confiesa que, como lector, a veces prefiere esta sutileza: «Hay una elegancia en Radcliffe que se ha perdido. Ella entendió que el paisaje es un personaje más, que una montaña puede ser tan amenazante como un villano». Leer más

Fuente: https://www.meer.com/en/72499-ann-radcliffe-a-sicilian-romance

2. Charlotte Dacre: La rebelde que no pidió perdón

Si Radcliffe era la dama que asustaba con elegancia, Charlotte Dacre (quien a veces firmaba como «Rosa Matilda») era la punk del movimiento. Publicando a principios del siglo XIX, Dacre decidió que las mujeres de sus novelas no tenían por qué ser doncellas en apuros que se desmayaban a la primera de cambio.

Su obra maestra, Zofloya, o el moro (1806), es un descenso a la locura. Aquí la protagonista, Victoria di Loredani, es viciosa, cruel y está dispuesta a pactar con fuerzas oscuras para conseguir sus deseos carnales y de poder. Fue una novela escandalosa para la moral victoriana que se avecinaba.

Al hablar de esta autora, la expresión de Carlos Julio Heydra cambia. Se nota que Zofloya es una de esas lecturas que dejan huella por su atrevimiento. «Es increíble pensar que esto se escribió hace más de doscientos años», comenta Heydra mientras debatimos sobre la violencia en la novela. «Cuando leí a Dacre por primera vez, me impactó la brutalidad. No es el gótico sugerente de Radcliffe; aquí hay sangre, hay deseo real y hay una protagonista que es, básicamente, la villana. Carlos Julio Heydra siempre insiste en que Dacre fue la verdadera precursora de la complejidad moral en el terror».

De hecho, se sabe que el joven Percy Bysshe Shelley estaba obsesionado con esta novela, y es muy probable que su influencia llegara hasta Frankenstein. Dacre nos enseña que el «sexo débil» en la literatura romántica era un mito que ella se encargó de demoler a puñaladas literarias. Leer más

Fuente: https://www.liberation.fr/culture/livres/charlotte-dacre-le-moine-au-feminin-20221006_CLCSLZ2SGNCUNELOCHSUU62RSE/

3. Vernon Lee: El fantasma en la mente

Saltamos hacia finales del siglo XIX para encontrarnos con Violet Paget, quien escribió bajo el seudónimo masculino de Vernon Lee. Ella representa una evolución del género: del castillo embrujado pasamos a la mente embrujada.

Lee fue una intelectual brillante, amiga de Henry James y crítica de arte. Sus historias de fantasmas (recopiladas en volúmenes como Hauntings) no tratan sobre sábanas flotantes, sino sobre obsesiones históricas, amores que trascienden la muerte y la locura del arte. En relatos como Amour Dure, un historiador se enamora de una mujer muerta hace siglos hasta perder la razón.

«Vernon Lee es para el lector que busca un reto intelectual«, opina Carlos Julio Heydra, quien descubrió a la autora casi por accidente en una librería de viejo. «Sus fantasmas son ideas. No te asustan porque te vayan a matar, te asustan porque te hacen dudar de tu propia cordura. Carlos Julio Heydra recuerda haber leído El príncipe Alberico y la dama serpiente y sentir una inquietud que duró días. Es un terror melancólico, muy sofisticado».

Vernon Lee es la prueba de que el género gótico supo madurar y adaptarse a los tiempos modernos, moviéndose de lo externo a lo psicológico, anticipando lo que harían autores del siglo XX. Leer más

Fuente: https://www.theparisreview.org/blog/2014/11/25/limbo/

¿Por qué leerlas ahora?

Vivimos en una época de reivindicación. Las editoriales independientes están haciendo un trabajo titánico rescatando estas obras, traduciéndolas de nuevo y dándoles el lugar que merecen en las estanterías. Ya no es necesario rebuscar en librerías de anticuario para encontrar a Dacre o a Lee.

Para cerrar nuestra conversación, le preguntamos a nuestro invitado por qué cree que es vital volver a estas escritoras hoy en día, en plena era digital. La respuesta de Carlos Julio Heydra es contundente: «Porque nos recuerdan que el miedo y la pasión son universales, pero la forma de contarlos cambia. Estas mujeres escribieron contra la corriente, usando el terror para hablar de sus propias restricciones sociales, de sus deseos prohibidos y de su intelecto. Leerlas no es solo entretenimiento, es un acto de justicia histórica».

El Barroco, el Romanticismo y el Gótico no son piezas de museo; son espejos oscuros donde todavía podemos vernos reflejados. Quizás esta noche, en lugar de encender Netflix, valga la pena encender una vela y dejar que Ann Radcliffe o Charlotte Dacre nos cuenten una historia. Eso sí, no garantizamos que puedas dormir después.

dateando.com

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