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5 estrategias sencillas para poner límites a los clientes difíciles

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Puntos principales:
  • Si últimamente te sientes frustrado y presionado por la relación con tus clientes, seguramente estás dejando que te ganen los más difíciles.
  • Si aprendes a fijar límites claros y a decir no en el momento preciso, tendrás más tiempo para la creatividad y para disfrutar de tu vida personal.
  • No olvides comunicarte con tus clientes siempre a través de un solo canal, para evitar malentendidos y generar falsas expectativas.

Cuando decidiste emprender, seguramente soñabas con tener la libertad de manejar tu tiempo al 100 por ciento, trabajar más relajado y hacer lo que realmente te gusta. Pero, si ahora lo es habitual que te sientas frustrado y presionado, entonces, analiza: ¿qué estás haciendo mal? Quizá la respuesta esté en la manera en la que te relacionas con tus clientes.

Porque cuando te conviertes en tu propio jefe, la clave está en el equilibrio entre el compromiso con la calidad de los productos, los servicios, la atención y el establecimiento de límites claros. Porque están los buenos clientes, pero también aquellos que pueden poner en peligro no solo tu estado de ánimo, sino la operación diaria del negocio y, al final, su crecimiento.

Ya sabes de qué tipo de clientes estamos hablando. Por ejemplo, de aquellos a los que dedicas toda una tarde para acordar un plan de trabajo, pero envían la información que les requeriste un día antes de la fecha de entrega del proyecto. De aquellos que, por WhatsApp, te envían mensajes un sábado por la noche con consultas urgentes. O de los que, luego de la firma de un contrato, exigen más servicios.

Con límites claros no solo serás más productivo:
tendrás más tiempo para la creatividad y tu vida personal.

Si tu negocio no está pasando por un buen momento, seguramente piensas que no tienes más opción que complacer a tus clientes odiosos. Pero la realidad es que, si permites que esta situación se prolongue en el tiempo, terminarás agotado, enojado contigo mismo y con problemas de ingresos. Y, lo que es peor, desenfocado y lejos de tus mejores oportunidades.

Así que llegó el momento de implementar estas cinco estrategias sencillas para poner límites a esos clientes difíciles. Porque con límites claros no solo serás más productivo: tendrás más tiempo para la creatividad y tu vida personal.

#1. Acuerda de entrada las condiciones de la relación comercial

Como emprendedor, seguramente te sientes apasionado por lo que haces; pero un negocio es un negocio, y con un cliente (incluso si es un amigo) hay una relación comercial, en la que elaboras un producto y/o brindas un servicio a cambio de un pago. ¡Tu tiempo es muy valioso! Así que, al firmar un contrato o aceptar un proyecto, acuerda con él las fechas de entrega, qué tipo de información o materiales necesitas para poder avanzar y cuáles son tus horarios de trabajo.

#2. Respeta y protege tu tiempo de descanso

Aun cuando comuniques cuáles son tus horarios de atención, nunca faltarán clientes que envíen un email durante el fin de semana o un mensaje de WhatsApp por la noche. ¿Qué queda en esas situaciones? No contestar hasta que inicie el horario laboral. Por supuesto, no hagas esto en caso de algo urgente, pero aclara que se trata de una excepción en cuanto todo esté en orden otra vez.

Por eso es muy recomendable tener un teléfono celular exclusivo para el negocio, con una cuenta de WhatsApp empresarial. Y, por supuesto, no compartir nunca, pero nunca, tu número personal.

#3. Pide adelantos

Si ofreces servicios, no esperes hasta el final de un proyecto para emitir una factura. Arma planes de pago en etapas, por ejemplo, del 30% del total para el arranque del proyecto, de otro 30% para la mitad y del 40% restante para antes de la entrega; o bien, el 50% para iniciar y el 50% restante a contraentrega.

Avanza a medida que recibas esos pagos. Si hay demoras frecuentes o muy prolongadas, detén inmediatamente tu trabajo o el de tus colaboradores, y habla directamente con el cliente sobre la necesidad de que cumpla con su parte del contrato. ¡Presta atención a las señales de alarma!

#4. Deja todo por escrito a través de un solo canal

Con tantas herramientas de comunicación a la mano, es normal que intercambiemos información con un cliente a través del correo electrónico, por WhatsApp y ocasionalmente a través de una llamada. Es ahí donde pueden producirse malentendidos, por ejemplo, sobre las características de una entrega o la fecha de llegada de un producto.

Lo mejor es que optes por un solo canal, para que en caso de tener que confirmar algún dato puedas seguir el hilo de una conversación. Lo más recomendable es el email, ya que permite enviar mensajes más largos, más específicos y más ordenados.

#5. Aprende a decir no

No hay nada peor que un cliente que no se da por vencido con sus reclamos. Claro que siempre hay que responder de una manera amable, pero también firme y concreta. En algún momento, hay que trazar límites claros, por lo que es mejor hacerlo de manera directa.

Si la relación se vuelve muy complicada, en algún momento tendrás que optar por decir adiós. Pero no lo hagas de manera intempestiva, sino meditada; sobre todo, ten en cuenta cómo vas a reemplazar esos ingresos.

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