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Vendiendo helados: La emprendedora que compró el auto de sus sueños  

Con solo 27 años, Lorena Campos logró  tener su propio establecimiento y ya se planteó su próxima meta, la cual es viajar a Italia para invertir en un curso de helados artesanales. 

A través de los medios de comunicación colombianos se dio a conocer la historia de una joven que consiguió comprarse el carro de sus sueños gracias a su emprendimiento de venta de helados en las calles. Su experiencia de vida ha sido admirada por muchos y ejemplo para otros.

Mediante sus redes sociales, Lorena, de La Guajira, posteó una foto en la que posa orgullosa junto a su nuevo vehículo. “Mi primer carro vendiendo Raspaos ❤️”, esto fue lo que la exitosa emprendedora colocó al pie de su imagen.

La publicación se volvió viral con más de 30 mil ‘me gusta’ y causó la admiración de miles de usuarios.

Helados Campo Ice

Nació Campo Ice la venta de helados

En una entrevista concedida al medio comunicacional  El Tiempo, la joven relató que la idea de crear este negocio surgió luego de que un  hombre que vendía raspados en la calle de su casa falleciera.

“El señor falleció y a mí me encanta el helado y siempre había querido tener una máquina para producirlo. Me llegó la idea, pero haciéndolo más grande, de fruta natural con una imagen no tan común”, comentó.

Luego se asoció con su hermano y compraron una máquina para granizar hielo con un préstamo que les hizo su abuelo, con esto fundaron ‘Campo Ice’, el emprendimiento que comenzó funcionando en la puerta de su casa en octubre de 2019. Queriendo hacer un producto diferente, se instruyó viendo tutoriales en internet para conseguir crear sabores distintos como tamarindo, kola o chicle.

De esta manera, la siguiente semana el negocio fue puesto a prueba cuando Lorena decidió montar un stand en la salida de un colegio en donde se iban a realizar unas elecciones. A pesar de que creía que vendería 100 vasos, terminó vendiendo 475 y la gente hacía cola para comprar. “Se me agotó todo ese día”, recordó.

Luego de pagar el préstamo a su abuelo, compró un carro de acero que le permitió trabajar en distintas clases de eventos.

Como a muchos la llegada de la pandemia le cambió los planes y esto la obligó a ofrecer su producto casa por casa, trasladándose por todo el pueblo en una moto. Más adelante, abrió su propio local con otro préstamo, esta vez lo hizo su novio.

Lamentablemente señaló que una trabajadora le robó su fórmula, siguió adelante y continuó reinventándose, creando así distintos sabores.

Después de varios meses de ahorro, logró comprarse su auto con ayuda de su familia y aún no puede creer que su publicación acumule tantas reacciones y que su emprendimiento le ayudó a lograr sus sueños.

Ahora, busca cumplir otra meta, viajar a Italia y participar en un concurso de heladería artesanal, de esta manera espera lograr que su negocio siga creciendo.