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Francia saca del mundial a la mejor bélgica de la historia

Repleta de talento individual que, semana tras semana hace gritar a los hinchas de la Premier League y en otras de las principales competiciones de Europa, Bélgica confiaba que su actual generación de futbolistas lograría consagrar ese sueño que empezó a trabajarse hace ya casi dos décadas para codearse con las otrora campeonas europeas y del planeta. El martes, ese proyecto se quedó en la orilla de un hito histórico, frustrado propiamente por la antigua campeona Francia, que se impuso por 1-0 en la semifinal de la Copa del Mundo.

Su verdugo… la propia selección en la que se inspiraron para reinventar su fútbol.

En 2000, cuando la selección belga fue eliminada en la fase de grupos de la Eurocopa, la federación buscó la forma de recuperar el buen fútbol. Dos años antes, Francia se había coronado en el Mundial por primera vez en su historia.

Por lo que los belgas decidieron copiar así sea una parte de la fórmula: trabajo serio desde los equipos infantiles y juveniles, así como incentivos para que chicos con ascendencia extranjera principalmente africana se fueran formando para enriquecer algún día con habilidades distintas el desempeño de la selección.

El resultado fue una generación virtuosa, como Kevin De Bruyne, Eden Hazard, Romelu Lukaku, Vincent Kompany y Thibaut Courtois. En la antesala del Mundial,  este plantel lucía atemorizante para cualquiera que se les pusiera de frente, pese a que había naufragado en los cuartos de final cuatro años antes en Brasil, con menos experiencia.

Y en otro guiño de admiración a Francia, el técnico belga Roberto Martínez incorporó en su cuerpo técnico a Thierry Henry, el mayor artillero de la historia de Les Bleus, para que entrenara a los delanteros y, sobre todo, para que les contara cómo los franceses habían soportado la presión para alzar la copa ante su público.

Antes del martes, las actuaciones de Bélgica parecían demostrar que algo bueno estaba por venir. Venció 3-0 a Panamá, 5-2 a Túnez y 1-0 a Inglaterra, para clasificarse en el primer puesto.

Contra Japón tuvieron un pequeño susto, la selección nipona había tomado dos goles de ventaja, antes de que los belgas le dieran la vuelta, con un tanto en el último instante y mediante una jugada relámpago.

Así que estos jugadores habían demostrado también que tenían carácter. Lo ratificaron en cuartos de final, al resistir la presión de las estrellas de Brasil para imponerse por 2-1.

Habían Conseguido triunfar en todos sus partidos y habían anotado más goles qeu cualquier otra selección en Rusia. Pero bajo la mirada del rey Felipe de Bélgica, un gol del central francés Samuel Umtiti a pelota parada impidió que Bélgica se clasificara por primera ocasión a una final mundialista.

Los belgas tomaron la iniciativa desde el comienzo del encuentro en San Petersburgo, aun cuando ello conllevaba el riesgo de que Francia los liquidará en algún contragolpe de la joven estrella francesa Kylian Mbappé.

El tanto de Umtiti cambió las revoluciones del encuentro, y la adrenalina no fue ya buena amiga de Bélgica, que se fue diluyendo ante la sólida zaga francesa. Primera derrota en el Mundial, primer encuentro sin marcar gol. Resultado, en vez de una final hay un partido de consolación por el tercer puesto.

No es la primera vez que le ocurre algo así a Bélgica. En su anterior semifinal mundialista, el equipo de Vicenzo Scifo, Jean-Marie Pfaffe y compañía simplemente no pudo con el talento de Diego Maradona y sucumbió ante Argentina en la Ciudad de México.

La Albiceleste liquidó también las esperanzas belgas en los cuartos de final de 2014, antes de que los Diablos Rojos cayeran sorpresivamente por 3-1 frente a Gales en la Euro de 2016.