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Robo de Identidad: ¡El delito de mayor desarrollo en el mundo!

Los tiempos han cambiado, y eso significa muchas cosas. Por ejemplo, a la hora de cometer fechorías los ladrones ya no solo se preocupan por robar algo de dinero y ya. No… Ahora, y sobre todo con el avance imparable de la tecnología, existe (y evoluciona sorprendentemente) algo llamado robo de identidad.

Este tipo de fechoría es una que, según Ramiro Helmeyer (experto en seguridad y blindaje), se realiza en dos pasos: Uno, cuando alguien sustrae nuestra información personal; dos, cuando el malhechor usa esos datos para hacerse pasar por nosotros y cometer fraudes de cualquier tipo.

Y sí, el robo de identidad es un delito que evoluciona a pasos agigantados. Es la infracción que más rápido se desarrolla en el mundo y por eso vemos que ya a un ladrón no le basta con sustraer el efectivo de una billetera, sino que ahora quiere nuestras tarjetas bancarias y, por supuesto, hasta documentos personales.

Con eso, lo dicho, el hampón puede hacer de todo, desde transacciones hasta compras online, pasando por múltiples diligencias, todas siempre haciéndose pasar por nosotros… Y sí, este delito vale tanto para lo antes mencionado como para identidades electrónicas inherentes a los tiempos modernos (ergo, los contenidos de nuestros teléfonos, tabletas u ordenadores).

Dice Ramiro Helmeyer en su nota que el robo de identidad se puede dar de las siguientes dos maneras:

  • Por algo que se tiene… o sea, llaves, documentos, tarjetas o placas de identificación.
  • Por algo que se sabe… es decir, nombres, secretos, patrones o contraseñas.

También hay una tercera manera, y es la del robo de identidad biométrica, la cual se da cuando el malhechor tiene acceso a nuestras huellas digitales u otras formas de individualización propias de esta tecnología.

¿Qué hay que hacer para evitar este delito en ascenso? Se debe ser muy cauteloso en la calle, obvio, y se debe resguardar de la mejor manera posible todo tipo de información de carácter personal. También vale controlar más las cuentas bancarias y el historial financiero, así como saber responder ágilmente cuando se sospeche de movimientos extraños.