Cinco años estuvo el Sevilla sin disputar una Champions League y es por esto que la escuadra española iba con grandes expectativas al cruce ante el Borussia Mönchengladbach, una oncena germana que tenía 37 años sin entrar en la máxima contienda del balompié europeo. Con tres penas máximas servidas, de las que fallaron una, y un tanto de Konoplyanka, el equipo español cobró confianza, a pesar de su flojo arranque en La Liga.
Los germanos no pudieron crear ocasiones en la delantera, propiciando las condiciones para que el Sevilla se creciera en el encuentro, especialmente en la segunda parte, donde nada más empezar se llevó a cabo el primer tanto cortesía de un penalti cobrado por Gameiro. Una segunda pena máxima fue decretada en el encuentro, esta vez sin suerte para los sevillanos y luego, Éver Banega sentenció, cobrando otro tiro desde los once metros señalado por el árbitro principal.
Ambos conjuntos se habían cruzado ya en la Liga Europa, cuando en los partidos de dieciseisavos el Sevilla despachó al Borussia Mönchengladbach luego de un marcador sumamente ajustado con resultados de 1-0 y 2-3. Con dudas, y el nerviosismo habitual que supone un duelo en la Champions League, los alemanes acudieron al encuentro, tras acumular 4 derrotas consecutivas en la liga alemana.
Las dos oncenas llegaron al encuentro con muy buena alineaciones, pero fue inevitable echar de menos al guardametas Beto y a los centrales Ramí, Pareja y Carrico por parte del Sevilla, mientras que en el Gladbach fue el centrocampista Xhaka el que no pudo disputar el partido debido a su sanción, además de Stranzl, Domínguez,Johnson y Hermann.
