Una vez sean reanudadas las relaciones políticas y comerciales entre Colombia y Venezuela, directivos de la estadal PDVSA prevé poner en funcionamiento el gasoducto de 224 kilómetros, que permitiría restablecer el envío de gas hacia el noreste del país neogranadino.
La información fue suministrada por Juan Ricardo Ortega, presidente de Grupo Energía Bogotá (GEB) a Bloomberg, quien resaltó que un enviado “de personas que estudian la viabilidad del proyecto”, le plantearon estudiar la posibilidad para que la red de GEB surta de gas originario de Venezuela al mercado colombiano.
Ortega afirmó que su compañía tiene la capacidad y la infraestructura para realizar este trabajo, “estamos más que interesados en que eso ocurra (…) hay muchas actividades que podrían hacer la transición al gas en Colombia si tuviera la fiabilidad y el precio adecuado”.
Aseguró que el gasoducto “Antonio Ricaurte” es un buen negocio para ambos gobiernos, puesto que Venezuela incrementaría su importe por hidrocarburos con un convenio de largo plazo, mientras que Colombia evitaría una posible escasez del combustible entre el 2025 o 2026.
La única desventaja de esta operación sería que la empresa neogranadina deberá esperar por la aprobación de una licencia por parte de Estados Unidos, ya que podrían ser sancionadas por el país norteamericano por hacer transacciones con PDVSA.
Finalmente, el nuevo presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, podría usar el gas natural de forma intensiva como carburante de transición para llevar al mínimo indispensable el uso de combustibles fósiles en el país.
