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UCV tiene la solidez de su lado

El torneo Clausura que se inició este fin de semana promete ser uno de los más competitivos de los últimos años por la cantidad de equipos que tienen fundadas aspiraciones para pelear por el título y disputar la gran final de la temporada, solo en el caso de que la Universidad Central de Venezuela de Daniel Sasso no gane también esta segunda mitad, como ya hizo con el Apertura.

El cuadro tricolor tiene razones de sobra para sacar pecho y reclamar su derecho a figurar entre los favoritos al trono. Estos seis meses le sirvieron para vencer no solo las sombras de su pasado derrotista, sino para consolidar una idea de juego basada en una enorme solidez defensiva con centrales muy físicos liderados por Adrián Martínez y Alfonso Simarra; transiciones veloces con el toque magistral del argentino Francisco Solé, un metrónomo para manejar el ritmo de los partidos; incorporaciones de los laterales al ataque por dentro para definir con disparos de media distancia como acostumbra Kendry Silva; y el ataque aéreo poderoso de Charlis Ortiz en los centros o cobros de pelota detenida.

Con esa propuesta muy bien trabajada por Sasso y su cuerpo técnico, la UCV puso a temblar al Corinthians brasileño en la fase 2 de la Copa Libertadores y derribó al poderoso Táchira en la final del Apertura para darle al tricolor su primer título tras 68 años de amarguras. Para ser un equipo más completo, solo le faltaría que Samuel Sosa aportará más en el ataque con pases filtrados y disparos a puerta.

El bicampeón Táchira querrá recuperarse del golpe que sufrió en el Olímpico. Presenta una plantilla que juega de memoria, a partir de la inteligencia táctica y habilidad con el balón de Maurice Cova, que contará con otro socio de mucha llegada a gol como Luis “Cariaco” González. El problema del aurinegro sigue siendo la ausencia de un nueve de área que sepa aprovechar la riqueza de movimientos del equipo en la zona de creación. Si el argentino Lucas Cano explota en este semestre, tras una primera mitad frustrante de apenas dos goles, el aurinegro puede ir por otro trofeo.

El regreso de Eduardo Saragó al banquillo para dirigir a la Academia Puerto Cabello es uno de los movimientos más firmes de los murciélagos. Saragó es una apuesta segura, porque el éxito lo ha acompañado a lo largo de su carrera de DT. Renovó la plantilla quiróptera con nombre refulgentes en el fútbol nacional como el general del área Edwuin Pernía, el todocampista Rafael Arace y el lateral Yanniel Hernández para armar un ataque de movilidad total con el que sacó campeones al Deportivo Lara y al Deportivo Táchira.

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Monagas sueña con sus talentos

Aunque Monagas quedó apead de la ronda de los ocho clasificados que disputaron las semifinales del Torneo Apertura, la imagen que dejó el equipo Jhonny Ferreira en la recta final con dos triunfos en tres partidos, incluyendo un baile de 1-4 sobre Caracas en el estadio Olímpico, hacen pensar que la segunda mitad del campeonato será más luminosa.
Lo que ilusiona del cuadro azulgrana y le permite soñar con un presente más venturoso es la calidad de una plantilla repleta de talentos en pleno proceso de fermentación.

Ningún equipo en el país tiene tantos y tan buenos jugadores prometedores como los Guerreros del Guarapiche. Tienen en la mitad del campo una joya que se cotiza muy alto como Henrry Díaz, un volante de salida con un manejo del balón soberbio, preciso en el toque y un maestro para dejar a los delanteros de cara al arco con sus pases entre líneas. Es una de las figuras de la selección nacional sub-17 que disputará el Mundial de Catar, al igual que su socio Yerwin Sulbarán, un diez natural de pierna zurda que también está llamado a brillar en el cuadro azulgrana este semestre.

Si añadimos a los delanteros Fernando Basante y Ronald Rodríguez, a los mediocampistas Cristian Ramírez y Antonio Romero, y a un lateral con proyección como Marcos Maitán, todos menores de 23 años, Monagas tiene un equipo para soñar con un fútbol de alto vuelo que borde otra estrella en su camiseta.

Caracas es una vitrina para vender, y La Guaira marcha al ritmo de Lamadrid

El temor que antiguamente generaba la plantilla del Caracas, repleta de integrantes o aspirantes a vestir la camiseta de la selección nacional, forma parte de las glorias pasadas del equipo, porque sus objetivos cambiaron radicalmente. La ambición inagotable por conquistar títulos tras títulos que consumía cada temporada al mecenas del equipo, Guillermo Valentiner, se trastocó con su fallecimiento.

Ahora, la directiva está menos interesada en ganar títulos y apunta sus cañones a conseguir un boleto para cualquier fase de la Copa Libertadores o Suramericana, y vender lo más rápido posible los talento que surja de sus canteras, como ocurrió con Ender Echenique, traspasado al Cincinnati de la MLS, luego de que el mediapunta de 21 años fuera el más decisivo del equipo con sus cuatro goles. Para el Clausura la principal obligación del equipo de Fernando Aristeguieta es meterse entre los ocho mejores del torneo, del que quedó fuera en el Apertura por el gol average.

La Guaira, en cambio, sí tiene más pretensiones. Era uno de los favoritos a ganar el pasado torneo, en virtud de coronarse en la Copa Venezuela, derrotar a Táchira en la Supercopa y clasificar a semifinales como líder de la clasificación. La plantilla del cuadro naranja encabezada por el mediocampista Keiber Lamadrid, uno de los mejores en su posición en el primer semestre por su gran manejo del balón, desbordes y pegada para definir, y que cuenta con un delantero en ascenso como el juvenil Yackson Rivas, y otros de experiencia internacional como Edder Farías y Brayan Alcócer, posee suficiente profundidad para entrar de nuevo en la lista de los candidatos al título con su fútbol de posesión, toques y combinaciones para lastimar a los rivales.

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