Estos nombres: Liverpool, París Saint-Germain, Bayern Munich, Barcelona, Nápoli, son ahora los amos indiscutibles del fútbol europeo. Han dominado sus circuitos a través de los últimos meses, y hoy flamean sus banderas con arrogancia y propiedad. Las ligas de aquel continente ven apagar sus últimas luces, y ahora comienzan a mirar hacia lo que ha de venir. Hasta hace algunos años terminaban los campeonatos y se podía respirar; bueno, hasta el próximo agosto o septiembre, vamos a descansar después de vivir tantas batallas en todos los campos y atravesando veranos, otoños, inviernos y primaveras. Pensemos en lo que vendrá: ¿qué jugadores llegarán, cuáles compañeros se irán? El fútbol era eso: parte de la cotidianidad, un trozo de la vida misma…
Pero ahora las cosas son diferentes. El fútbol, arropado con el manto verde del dinero a raudales, ha buscado nuevas fuentes y nuevos fieles; inventa, exprime, construye campeonatos que hasta hace poco tiempo no existían. Pasadas las campañas de 2024-2025, que nadie descanse, que nadie se largue hacia las playas de la Costa Azul, Benidorm, las islas de Grecia, Cancún y el Caribe.
Ahora hay que alistarse para el Mundial de Clubes, presto para encender su movimiento el mes próximo con treinta y dos aspirantes al galardón mayor. Terminará en junio, y luego de algunas semanas en las que los jugadores consumirán sus vacaciones veraniegas, vuelta a la rutina de los esforzados entrenamientos, las concentraciones, los sueños de hermosos títulos que casi nunca se cumplen. Algo se acaba, algo comienza…
Ahora, con el permiso: dando un salto desde las canchas de fútbol hasta las pistas de los hipódromos, tenemos que mencionar a Junior Alvarado. Es posible que aficionados venezolanos del beisbol o del fútbol no hayan conocido su nombre más que por remotas menciones, pero tiene gran sentido decirles, a ellos y a todo el país, que el jinete criollo acaba de consumar una de las más grandes gestas en el devenir del deporte nacional. Es el cuarto jockey nacido en Venezuela en vencer en el Derby de Kentucky, la carrera más famosa del universo hípico, y considerada el Everest de las carreras de caballos. Alvarado, a bordo de Sovereignty, se unió en la gloria a Gustavo Ávila, Javier Castellano y Sonny León, como conductores de caballos en “los dos minutos más excitantes del deporte”.
Es tiempo de echarle una mirada a la hípica como una actividad que, más que emociones y apuestas, puede ser capaz de gestar hazañas que hablan de un país que puede dar más que los batazos de José Altuve, Luis Arráez y Eugenio Suárez, y los triunfos de la Vinotinto, también puede ofrecer al mundo conquistas de caballeros. Nos vemos por ahí.