Desde nuestra juventud, que es como decir desde siempre, hemos tenido un afecto especial para la Copa Libertadores. No obstante sus cambios de formato, sus diferentes maneras de competencia, sigue manteniendo ese embrujo suramericano que la hace ser tan atractiva. Siempre estamos pendientes de su sorteo, y ya, aunque aún no se llega a la fulgurante fase de grupos, las rondas iniciales vislumbran la vuelta al suspenso de toda la vida.
Monagas y Universidad Central de Venezuela serán los primeros en “salir al ruedo”, como suelen decir los artistas cuando les llega la hora de cantar o actuar ante un público numeroso. Sus primeros pasos serán ante equipos de categorías disímiles, aunque a primer golpe de vista parece que la fortuna ha sido más amable con los monaguenses que con los ucevistas…
El Monagas tendrá como adversario a Defensor Sporting, de Montevideo, un equipo típicamente uruguayo en su comportamiento en la cancha y en su concepción de juego, que ya estuvo en Venezuela en aquella Libertadores de 1990 ante Mineros de Guayana y Pepeganga Margarita, dos equipos ya desaparecidos del fútbol nacional.
Es una escuadra, como casi todos los de la República Oriental, sin figuras de renombre, pues casi todos los jugadores importantes están en ligas extranjeras. Es duro en la marca, sin florituras y adornos, que va al grano directamente.
En tanto, la empresa de la UCV la va a ser más empinada. Tendrá como adversario al Corinthians, esencia pura del fútbol paulista, un club que aunque no terminó entre los primeros del Brasilerao (7o lugar) está en un proceso de renovación con la llegada de jugadores de alto calibre; entre ellos Memphis Depay, antiguo jugador del Barcelona, miembro de la selección de Países Bajos y el futbolista que gana el suelto más cuantioso de toda América: 600 mil dólares mensuales.
Además, cuenta en su plantel con el venezolano José Martínez. El “Timao”, como lo llaman sus seguidores, es conjunto que le da alto valor a la estética, y que dirige su mirada hacia el gran título de América del Sur…
Así comienza a arder el fuego de la Libertadores. Luego llegará lo que tienen que llegar, es decir, la estación en la que dejarán el alma lo más selecto. Por ahí se asomarán, con pretensiones de crecer y mejorar la imagen del fútbol venezolano, Táchira y Carabobo. Los andinos ya han probado el vino copero y esta será su número veintidós, y en San Cristóbal recuerdan con dulzura los días de Carlos Moreno al frente del equipo.
Los centrales, en tanto, van a su quinta experiencia. Pelota a la cancha, y la búsqueda de una corona que para algunos será una quimera, y para