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El efecto Batista contagia a la gente

La presencia del técnico de la selección nacional, Fernando “Bocha” Batista, en la redacción de Líder hizo recodar los días en los que Richard Páez Monzón estaba al mando de la Vinotinto. Afable, dispuesto a tomarse una foto con todos los que requerían una imagen para Instagram o para presumir de haber compartido unos segundos con el entrenador más cotizado del país, el “Bocha”ha mostrado desde que asumió el puesto de DT una cercanía auténtica con los aficionados. Esa relación entre los técnicos y quienes siguen a la Vinotinto se había extraviado en el camino, una vez que Páez renunció a seguir dirigiendo el equipo nacional.

El médico traumatólogo que sacó de las sombras a la selección nacional y la convirtió en un equipo capaz de competir con los más enconados rivales del continente, que logró la hazaña irrepetible hasta el sol de hoy de conseguir cuatro victorias consecutivas en la eliminatoria mundialista de la Conmebol, la más temible del planeta, también era un hombre cercano y consiguió una sintonía con los aficionados y la gente común y corriente, que nunca se había interesado en el fútbol, pero que se enamoró de la Vinotinto por culpa de Richard Páez y la gesta de sus lanceros.

Los DT que vinieron después no lograron despertar ese fervor que acompañaba cada paso del merideño, quien en su momento llegó a ser una de las figuras nacionales más reconocidas y valoradas por la opinión pública del país. Los ciclos posteriores de César Farías, Noel Sanvicente y Rafael Dudamel generaron simpatías, especialmente cuando los triunfos acompañaron el trabajo del entrenador cumanés, pero jamás alcanzaron la apoteosis que vivió la selección en los tiempos de Páez. Tal vez porque con Farías comenzó una época de distanciamiento del público con la Vinotinto, debido a la actitud sobrada y presuntuosa que se veía en el banquillo, aderezada por el cerco para mantener a los jugadores lo más alejado posible de los medios de comunicación.

Con el “Bocha” Batista se restituyó la esperanza de que la Vinotinto clasifique por primera vez a un Mundial de Fútbol, gracias a un equipo que exhibe orden y atrevimiento para buscar los resultados, sin importar que el rival sea la Argentina campeona del mundo de Lionel Messi o la potente Brasil de Vinícius; y también generó un nuevo contagio de fervor por la Vinotinto. El efecto benéfico del “Bocha” se refleja con la lucha que vienen dando los jugadores para cumplir el sueño mundialista, pero también en los aficionados que ven en el argentino a un DT cercano y sin divismos.

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