Telasco Segovia es lo más cerca que tiene el fútbol venezolano de un Sergio Busquet. Es un todocampista con unas condiciones formidables para ejercer de ingeniero de obra en la mitad del campo y dirigir la construcción del juego con paciencia, inteligencia, precisión y pases teledirigidos para dar fluidez y generar sociedades productivas. No es un diez clásico, sino un cabeza de área moderno que se muestra y pide el balón para dar el primer pase de salida limpia que inicia el ataque y luego va moviendo los hilos con un pase por aquí otro por allá con los que adelanta el bloque hasta hundir al rival en su propio terreno, como hizo en el duelo de ayer ante Jamaica.
Venezuela necesitaba un mediocampista con el perfil del Telasco, porque durante los dos primeros choques de la Copa América no hubo quien condujera al equipo en la zona de gestación, por lo que su inclusión ante los jamaiquinos fue otro acierto del técnico Fernando “Bocha” Batista. Bastaron dos toques que balón para que exhibiera su categoría. La primera acción fue un pase filtrado al área para la aparición liberado de Eduard Bello por la banda derecha; su segunda intervención, caviar puro: sacó un genial taconazo de espaldas al hombre que lo encimaba para desairarlo y romper la presión.
El primer tanto de Venezuela surgió de la inteligencia de Telasco para juntar marcas en las cercanía del área, liberar a Jon Aramburu, que sin nadie que lo presionara por la banda izquierda, templó el centro al palo contrario para que Bello completara la jugada con su soberbio cabezazo al fondo. El trabajo de ingeniería de Telasco hizo más fácil el trabajo de todos los compañeros. Yangel Herrera volvió a ser el de siempre. Jugó a sus anchas, porque estaba respaldado en el medio, también se amigó con el balón y de sus afinado botín salió la habilitación que el contraataque de Salomón Rondón que definió a pura fuerza, abriéndose paso entre dos centrales y rozando apenas el balón para eludir al arquero.
El partido más completo de Venezuela para conseguir por primera vez en su historia el pleno de triunfos en la Copa América, también fue obra de Aramburu que rinde con la misma plenitud por cualquiera de los costados. Brilló contra México como impasable lateral derecho y lo hizo mejor con el perfil cambiado por la banda contraria ante los de Jamaica, que nunca lograron desbordar por el terreno minado del versátil defensa criollo. El ingreso del Tuti Andrade fue la guinda del partido. El chamo se sumó a la fiesta con el pase gol para Ramírez. El ensayo del DT de tener un todocampista con manejo y precisión abrió el camino para esta goleada que alimenta más la fe de la feligresía Vinotinto del Bocha Batista.