Daniel Sasso es pura intensidad futbolística. El entrenador más prolífico de la temporada, el que logró el milagro de salvar a la UCV del descenso para convertirlo en esta expresión ganadora que marcha líder invicto del torneo Apertura de la Liga Futve y fue el primero en clasificarse a las semifinales con un soberbio triunfo (2-0) sobre el poderoso Deportivo Táchira de Eduardo Saragó, lleva este deporte tatuado en la piel y en el alma, desde que su padre lo llevaba al estadio Olímpico a disfrutar del juego del que nunca más ha podido despegarse.

“A los 17 años ya no tenía la ilusión de ser jugador, sino estar del otro lado de la cancha”, recuerda quien entonces era conocido como el hermano de Octavio, el rostro más visible de la familia por su notoriedad en los programas de radio capitalinos y su fina pluma para cubrir el acontecer futbolístico nacional.

Su mentor en las canchas fue el profesor José Hernández, coordinador del colegio San Agustín de El Paraíso, quien le abrió las puertas para que se formara como entrenador en las categorías inferiores de la aquilatada institución.

“Apenas me gradué de bachiller por el año 2000, José Hernández me dio la oportunidad de trabajar con lo que por entonces llamábamos las escuelitas”, un laboratorio para el aprendizaje teórico-práctico en el que fue creciendo al lado de otros estudiosos del juego, que con el tiempo también han brillado en los banquillos del fútbol nacional como Johnny Ferreira, Enrique Maggiolo y Francesco Stifano.

Trabajo cincelado

Su currículo se ha ido cincelando con paciencia, subiendo cada peldaño de formación con honores académicos y deportivos. “De la mano de Eduardo Saragó me incorporé a las categorías menores de alto rendimiento del Caracas FC, luego pasé a dirigir la sub-16 del Deportivo La Guaira y a la vez me uní al cuerpo técnico de José Hernández en la selección Vinotinto sub-17 que compitió en el Suramericano de Perú 2019”, desgrana su proceso de formación que desembocó en la UCV.

“Fue el viernes 18 de junio de 2021 ante el Atlético Venezuela en el Olímpico, un partido en el que tuvimos apenas una sesión de trabajo el jueves y empatamos a dos goles el viernes”, rememora al tiempo que muestra con orgullo su antebrazo izquierdo, donde se tatuó como los viejos marineros la fecha de su ópera prima.

Con aquella UCV, que tomó en la novena fecha y en el último lugar, donde destacaba el colombiano Daniel Mosquera, hoy goleador del Atlético Bucaramanga de Rafael Dudamel en Colombia, Sasso no sólo esquivó el descenso sino que estuvo muy cerca de clasificar al hexagonal para los cupos de la Copa Suramericana. El año siguiente el equipo sufrió problemas económicos, se desmanteló, y los resultados adversos obligaron a Sasso a dar un paso al costado, pese al triunfo 2-1 sobre el Táchira de Alex Pallarés.

Equipo a su medida

La temporada pasada, con una nueva directiva que está invirtiendo y apostando a un crecimiento institucional, volvió al banquillo de la UCV en la séptima fecha, con el objetivo de sacar al equipo del fondo y cumplió con la hercúlea misión. Hoy disfruta de una realidad distinta que ha moldeado con planificación. “Desde el 7 de octubre de 2023, cuando terminó la temporada, comenzamos a armar con la directiva el nuevo equipo con un objetivo: nosotros queremos hacer historia en la UCV”.

Para ello trajo un grupo de jugadores con experiencia, pasado exitoso o recorrido por las selecciones nacionales. Repotenció al defensa central Adrián Martínez, apartado del fútbol por sus lesiones en las rodillas y volvió a sacar brillo a jugadores como Miguel Silva, Yeiber Murillo, Pablo Bonilla, Daniel Carrillo, Yohán Cumana, Brayan Hurtado, Brayan Alcocer, Jesús Infante o Jesús Vargas que han sabido adaptarse al fútbol de presión y velocidad que son el santo y seña de la UCV, que a juicio de Sasso todavía no ha exhibido el máximo potencial en todas sus fases.

“Me gusta el fútbol intenso, sólido en defensa, rápido y vertical en el ataque En la fase ofensiva hemos sufrido, porque se lesionó el argentino Tomás Blanco, Aquiles Ocanto se recupera de una operación, y contamos con delanteros jóvenes. Tienen la ansiedad de marcar y nos ha faltado tranquilidad para finalizar las jugadas”, admite Sasso que en las semifinales espera contar con toda sus fichas para mostrar mayor contundencia. “Si estamos donde estamos, sin que nuestros jugadores ofensivos hayan explotado, esperamos que lo hagan en el momento justo. El techo todavía está muy alto y podemos seguir mejorando”,

De allí que buena parte de los goles han llegado por la vía aérea con los testarazos de Adrián Martínez y el argentino Gonzalo Villarreal. “Es una herramienta que hemos trabajado con nuestro asistente, Dustin Valdez, para aprovechar la fuerza de nuestros cabeceadores”, recalca el DT que está iluminando el fútbol ucevista.