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Ronald Acuña Jr. es un duro para poncharse

Si existe una palabra que representa a Ronald Acuña Jr., podría ser “llamativo”, en el mejor sentido. Sus jonrones son llamativos. Sus tiros potentes desde el jardín derecho son llamativos. Todas las bases robadas, especialmente en momentos claves, son llamativas; sus celebraciones son llamativas, comprensiblemente, según argumenta el portal mlb.com.

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Por todos estos atributos el sensacional jardinero de los Bravos de Atlanta ganó de manera unánime el premio como Jugador Más Valioso de la Liga Nacional el año pasado como justo reconocimiento por fundar el club 40-70. Es decir, se convirtió en el primer pelotero en la historia de las Grandes Ligas con al menos 40 cuadrangulares y 70 estafadas en una temporada.

No tiene nada de malo ser llamativo, porque es divertido y emocionante. Pero hay algo más que el guaireño logró en medio de su temporada mágica que es igual de impresionante que cualquier otra cosa que realizó, y también exige mucha atención. No es llamativo. Se trata de que tuvo un gran contacto con el madero.

Durante las primeras cinco campañas de su carrera, Acuña se ponchó entre el 23% y el 30% de las veces que entró a la caja de bateo, que es un poco más que el promedio, pero nada fuera de lo normal para un toletero hoy en día. En 2023 fue del 23.6%, exactamente la misma cifra que tuvo en el 2021.

Sin embargo, la campaña pasada el nativo de La Sabana abanicó la brisa apenas el 11.3% de las veces. Acuña redujo su índice de ponches por más de la mitad.

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Reducción considerable

El año pasado Acuña Jr se ponchó en 84 ocasiones en un total de 753 apariciones en el plato, mientras que en 2022 lo pasaron por lar mas 126 veces en 533 apariciones en el home.

“Es una disminución tan impresionante comparada con el año pasado – ¡se ha reducido por la mitad! ¿Quién hace algo así? Da la impresión de ser algo histórico, y así mismo es. En los anales de las Ligas Americana y Nacional, entre las numerosas de temporadas en las que un bateador ha tenido dos campañas consecutivas en la que ha calificado para el título de bateo, hay una sola reducción más grande en índice de ponches, y fue hace décadas”, agrega mlb.com.

“Ahora cuando se poncha”, señaló el coach de bateo de Atlanta, Kevin Seitzer, al preguntársele hace poco sobre la temporada de Acuña, “es como que decimos, ‘¿Cómo es que se ponchó? Casi nunca lo hace’”.

Pero obviamente, no es tan sencillo. El descenso de Mark Belanger en 1969 a 12,6 % se produjo luego de que se cambiaran las reglas tras el “Año del Lanzador”, con el fin de aumentar la ofensiva. También hay que señalar que es bastante difícil reducir tu tasa de abanicados si anteriormente no te ponchaban mucho. Es decir, no es precisamente justo pedirle a Luis Arráez ni a Steven Kwan (ni a Tony Gwynn en la década de los 1980, ni a Joe DiMaggio en la década de 1940, y así sucesivamente,) que reduzcan aún más una tasa de ponches que ya es muy baja.

Un cierre magistral

Acuña en el último mes de la temporada 2023 logró poncharse en apenas el 8% de sus turnos al bate (la séptima tasa más baja en Grandes Ligas en ese mes), a la vez que dejó slugging de .722 (la quinta mejor cifra en la liga). Cada vez se poncha menos y al mismo tiempo está generando más poder.

El litoralense ocupó el segundo lugar del Viejo Circuito con un promedio de bateo de .336 y encabezó las mayores con 149 anotadas, 217 hits, incluidos 41 jonrones, alcanzó 386 bases y 73 robos. Fue clave para que Atlanta ostentara la mejor foja de las Grandes Ligas en 2023 con 104 triunfos. Ahora va por más.

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