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A quince días de los viajes decisivos

El título de la columna podría parecer una adivinanza o un acertijo enmarañado para descifrar. O, quién sabe, un salto a las bolas de cristal que usaban los magos en tiempos cuando la gente aún creía en sus mágicos poderes. No señor, no se trata de quiromancias ni de los “macarras de la oral”, como cantó Serrat en aquel disco de 1994 (“Sombras de la China”). De lo que hemos elegido para hablar es de los viajes de la Vinotinto a Buenos Aires y Maturín para enfrentar a Argentina y Colombia, 4 y 9 de septiembre, y luego, al repechaje en Estados Unidos o México, en marzo, según donde se vaya a resolver quiénes serán los dos clasificados al Mundial de 2026…

Entendemos que hay en la gente cierto agotamiento, un cansancio propio de quien mucho ha esperado para conseguir el gran tesoro. Ya no hay aquel entusiasmo de los premundiales anteriores, pero allá abajo, en el fondo de los fondos, aún existe el escondido deseo de llegar. Pero, ¿tiene opciones la Vinotinto? Hasta hace algunas semanas pensábamos en “50-50’”, es decir, mitad por mitad. Hoy ya no: hoy creemos que la relación se ha modificado para un “70-30” para Venezuela. La Vinotinto, en el peor de los casos, podrá perder con argentinos y colombianos, pero Bolivia, el enemigo a la vista, deberá recurrir a lo imposible para vencer a Colombia en Barranquilla y a Brasil en El Alto. Son tareas poco probables, especialmente la de los bolivianos, con un fútbol que ha mejorado pero no suficiente para alcanzar lo alto del listón…

No es posible saber, a siete meses de distancia, cuáles serán los adversarios de Venezuela en la repesca. Serán seis los seleccionados que bregarán por el sello en sus pasaportes, que vistos geográficamente, serán uno de cada continente de África, Asia y Oceanía, dos de Concacaf, y uno por América del Sur. Los dos mejor clasificados por tener la más alta ubicación en el ranking mundial irán directo a una ronda final; los otros cuatro se enfrentarán, uno contra uno, y los dos ganadores irán a la gran decisión con los anteriormente inscritos para definir a los dos mundialistas. Quiere decir que la Vinotinto podría jugar dos partidos, pero si es para el momento una de los dos de mejores en la ubicación universal, jugaría solo uno. En fin, un nuevo tejemaneje que suplanta a aquel de un equipo de Suramérica ante uno de Oceanía, Australia casi siempre. No sabemos si lo hemos explicado bien, pero en todo caso, emergerán hacia Estados Unidos-México-Canadá los dos mejores del enredado repechaje. ¿Qué tal si uno de estos aventureros resulta ganador del Mundial? Fin de mundo, quién lo duda.
Nos vemos por ahí.

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