Todos vuelven al lugar de donde partieron, cantaba Rubén Blades en alusión a aquellos que luego de andar por el mundo, de andar y desandar aventuras y desventuras y ya cansados de ir, regresan a sus puntos de partida, a aquellos orígenes que por momentos estuvieron lejos de sus vidas. Pasa en todos los órdenes de la existencia, y acaba de pasar con tres futbolistas venezolanos que luego de traspasar fronteras y países están aquí otra vez con su carga de experiencias. El primero de ellos en regresar fue Roberto Rosales, lateral derecho de siempre, quien a sus treinta y seis años de edad partió del Caracas FC para iniciar su largo caminar por los campos de Bélgica, España, Chipre y Brasil, en equipos en los que siempre fue titular indiscutible. Ha vuelto y anda vestido con la camiseta del Táchira de los gochos: marca y anticipo, arranque hacia nuevos territorios…
El retorno siguió con Luis “Cariaco” González, del Deportes Tolima y desde 2019 valor importante del Junior de Barranquilla. Se adaptó al fútbol blanquirrojo, marcó goles decisivos y ganó con este equipo la Superliga en 2020; ya, para la gente, era “colombiano” de puro cariño. A sus treinta y cuatro años, ahora acompaña a Rosales en el equipo de San Cristóbal: manejo de pelota, dominio y creación. En los últimos días llegó también Yohandry Orozco, un trotamundos incansable de treinta y cuatro años de edad, quien luego de emerger del Atlético Maracaibo anduvo por Alemania, Arabia Saudita, Estados Unidos, Colombia, México y Malasia, hasta recalar en el Carabobo. En medio de toda esta trayectoria, Orozco ha regresado al país varias veces para jugar en diferentes equipos, y también en Colombia, donde ha actuado en diversas épocas en varios clubes: cambio de ritmo, esquive a un costado y el arco como objetivo …
La reinserción de los tres jugadores, muchas veces miembros de la selección Vinotinto, viene a ser atractiva para el campeonato nacional. En lo futbolístico habría que mirar cómo andan, porque después de sus periplos por el planeta y a sus edades, sus aportes fundamentales pueden ser las experiencias vividas que van a entregar a los jóvenes. Con esto les podría alcanzar en un fútbol que por ahora no ha conseguido la altura suficiente para tener el nivel de los demás de Suramérica, pero no dejan de ser atractiva su presencia, su juego que seguramente estará en las canchas un escalón más arriba que el de sus rivales. Vamos a ver qué se traen en las mochilas después de tanto viaje, de tanto ir y venir. Todos vuelven, cantaba el trovador panameño: ¿quiénes serán los próximos?
Nos vemos por ahí.