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Tigres sacude la Lvbp al firmar a Ozzie

La vida es, por naturaleza, impredecible. No importa cuantos quieran hablar de destino en su afán de anticiparse al mañana, el camino está lleno de sorpresas, que de un momento a otro lo cambian todo. Como por ejemplo la contratación de Oswaldo Guillén como manager de los Tigres de Aragua para la temporada 2025-2026 del beisbol venezolano, porque -seamos honestos- luego de que Tiburones de La Guaira anunciará que “Ozzie” ya no estaba al mando muchos pensaron que no volverían a verlo en la pelota venezolana por un buen tiempo. Pero se equivocaron.

“Ozzie” se queda y su palabra será ley en Maracay, donde hay unos Tigres, que -aunque no tienen una sequía de tres décadas- también están urgidos por reencontrarse con la gloria. Lo intentaron el año pasado, trayendo de nuevo a Buddy Bailey y confiando en que tendrían un tridente explosivo con José “Cafecito” Martínez, Eduardo Escobar y Alexi Amarista, pero nada resultó como esperaban. Amarista terminó en Bravos tras diferencias que no pudieron solucionarse en las oficinas y, de cara al último mes de la ronda regular, terminaron cambiando a Bailey por Russel Vásquez. Aunque consiguieron clasificar, quedaron últimos en el Round Robin con récord de 5-11.

Y quizás eso es lo que los une, la necesidad de reivindicarse. Porque la contienda anterior, que empezó como un sueño para Tiburones -que parecía embalado al bicampeonato- terminó siendo una verdadera pesadilla, tanto que el piloto llegó a ofrecer su renuncia a mediados de diciembre y, aunque finalmente llegó a un acuerdo con la directiva y se quedó, no pudo evitar que el equipo fuese eliminado en la ronda regular con récord de 26-31. Lo que parecía ser una nueva dinastía se diluyó en un abrir y cerrar de ojos, en medio de muchos cambios fallidos.

Sí, es cierto que la tarea con Tigres no es sencilla, pero tampoco lo era con Tiburones en 2023 y a Ozzie le gustan los retos. Eso sí, necesita movimientos que le inyecten fuerza a esa ofensiva, que terminó la ronda regular siendo la más consistente de la temporada, con un promedio de .301, en el que mucho tuvo que ver con el campeón bate Lorenzo Cedrola, pero no fue precisamente la más productiva. De hecho sus 310 carreras anotadas fueron la tercera marca más baja del año, únicamente superior a la de Bravos y Caribes. Y dieron apenas 47 jonrones.

Asimismo, al igual que el resto de los equipos, necesitan seguir mejorando su pitcheo, que el año pasado dejó una efectividad colectiva de 5.19, al permitir 282 carreras limpias en 488 innings y dos tercios de labor. Y están obligados a jugar una mejor defensa, sí o sí. Lo bueno es que apenas estamos en mayo y todavía queda un buen tramo por recorrer, muchas puertas por tocar y varias cartas que lanzar para poder darle a Ozzie las herramientas que necesita, porque los managers no ganan solos.

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