En todos los deportes hay códigos y reglas no escritas que mantienen la armonía entre los jugadores, técnicos y directivos. “Jugar para el equipo”, por encima de los intereses personales, quizás sea una de las más importantes y también una de las más difíciles de cumplir, porque ¿qué pasa cuando lo que necesita tu organización va en detrimento de tu desempeño?
De cara a la nueva temporada del beisbol de Grandes Ligas muchos equipos están haciendo ajustes y como consecuencia algunos jugadores deben asumir roles distintos a los que están acostumbrados. Los casos más sonados son probablemente el de José Altuve, que después de 14 años se mudaría a los jardines de los Astros, y el de Rafael Devers, que está negado a siquiera turnarse en la antesala con Alex Bregman, que recién llega a Boston.
Inicialmente se planteó la posibilidad de mover de posición a Altuve justamente para firmar a Bregman, pero queda claro que aquello solo fue una manera “bonita” de justificar lo que ya estaba decidido. Apenas empezaron los entrenamientos el “Astroboy” se mudó al jardín izquierdo y se dijo entonces que, aprovechando su buena disposición, probarían algunos prospectos como camareros y así también le darían descanso a Yordan Álvarez, que ya el año pasado disputó como guardabosques solo 53 de sus 147 juegos.
Altuve ha sido bombardeado por la prensa para que reaccione a esta decisión, después de todo él ha estado en segunda en 1765 de los 1767 juegos que tiene en Grandes Ligas y el año pasado registró un promedio de fildeo de .989, que es el mejor de su carrera desde 2015 (.993). Aunque algunos hablan de las -13 carreras salvadas que tuvo, la verdad es que tan solo cometió cinco pifias en 147 juegos y 1262 innings. Pero, para sorpresa de muchos, con pocas palabras y bastante serenidad, el criollo dijo estar de acuerdo con la decisión, entendiendo que en el equipo hay mucho talento joven que podría ocupar la segunda almohadilla. Ni más, ni menos.
Caso totalmente opuesto al de Rafael Devers. El antesalista dominicano está negado a ceder su posición y ha recordado que Boston le garantizó la tercera almohadilla cuando firmaron en 2021 una extensión de contrato por 11 años y 331 millones de dólares. Sus declaraciones fueron atajadas rápidamente por el mánager Alex Cora y se dijo que al final de los entrenamientos se haría lo mejor para el equipo y desde entonces la polémica no ha parado. En efecto, Bregman tiene un mejor porcentaje de fildeo que Devers, pero el dominicano ha sido un bate más productivo en los últimos años, convirtiéndose en la cara ofensiva del club.
Ahora, ¿son realmente malos los jugadores que se niegan a cambiar abruptamente su rutina en pro del equipo?, no lo creo. Pero si es verdad que esto es un negocio y los intereses de la organización siempre van por encima de cualquier cosa.