La inclusión de un equipo asiático en la Serie del Caribe, Mexicali 2025, causó mucho revuelo desde que se anunció. Pero es ahora, al final del torneo, cuando es más palpable el rechazo hacia esta particularidad que prometía ser mucho más interesante. La afición insiste que un equipo que no pudo ganar ninguno de los cuatro juegos de la primera ronda, y además recibió un No-Hitter y un nocaut, sencillamente no está al nivel de la competencia y por ello esto no debería repetirse. Pero la verdad es que el Japan Breeze no representa el nivel del beisbol asiático.
La pelota japonesa específicamente es una de las mejores del mundo y como evidencia de ello está el aumento progresivo de peloteros japoneses firmando contratos millonarios en las Grandes Ligas. Cada vez son más los nombres que generan interés en la afición, que tiene en su memoria al recién exaltado al Salón de la Fama Ichiro Suzuki, vive actualmente una pasión desenfrenada con Shohei Ohtani, sigue con cautela los avances de Kodai Senga o Yoshinobu Yamamoto y está siempre a la espera de ver cuál será la nueva estrella del mercado.
Además, cuando los japoneses -con su mejor selección- se han enfrentado al resto de países que juegan un beisbol de élite ellos han sido muy superiores. Es una estadística irrefutable. Cinco clásicos mundiales de beisbol se han disputado hasta la fecha y en tres ha ganado la representación de Japón, en 2006, 2009 y 2023, pero además se han quedado con el tercer lugar en las dos ediciones restantes. Estamos hablando de una potencia en este deporte, que ciertamente no fue bien representada por el Japan Breeze en Mexicali 2025.
Este equipo es un híbrido compuesto por jugadores de la Liga Japonesa de Beisbol Profesional (NPB), la liga independiente y la liga empresarial de Japón. Creado apenas el año pasado y con una experiencia que se resume al último Juego de Estrellas de la LVBP, que se disputó en el Monumental Simón Bolívar y en el que cayó 3-1. Ese poco roce competitivo fue muy evidente en la Serie del Caribe, cuyos participantes habituales -por el contrario- reúnen en su mayoría a peloteros de mucha experiencia. Como resultado el Japan Breeze terminó último en promedios de bateo (.200) y sus pitchers se despidieron con una elevada efectividad (8.02).
Les ganó la inexperiencia, si. Pero personalmente creo que un equipo japonés bien preparado puede aportar mucho a la justa. Su juego limpio, que presta mucha atención a los detalles, y su respeto por el juego y la afición son cosas que debemos aprender mucho en Latinoamérica. Por ello, su participación nunca me pareció una locura, entendiendo además que la Confederación de Beisbol del Caribe está en una constante reinvención para hacer más interesante el torneo. Lo que sí parece ser una locura es permitir que equipos sin roce competitivo participen en la justa, ahí está la diferencia y es eso a lo que hay que prestar atención para la próxima edición.