Luego de una eliminación son pocos los equipos que manejan notas positivas, en la mayoría de los casos el no lograr el objetivo pone sobre la mesa la necesidad de corregir o reestructurar muchas cosas. El de los Navegantes del Magallanes, segundo eliminado del Round Robin de la 2024-2025 de la LVBP, podría ser distinto. Ganar solo cinco de 14 compromisos, claro, es una actuación para el olvido, pero -a diferencia de años anteriores- esta vez hay una base criolla jóven y talentosa que pueden generar éxitos a corto plazo.
Es algo novedoso. Porque incluso en la zafra 2021-2022, última campaña en la que se quedaron con el título, al vencer en siete juegos a Caribes, Magallanes carecía de una base criolla sólida. Mucho tuvieron que ver en aquel éxito sus importados Alejandro De Aza, Leonardo Reginato, Nellie Rodriguez y Cade Gotta, que por cierto fue el MVP de aquella final. Ahora es distinto. Los eléctricos han armado una ofensiva criolla, que combina a la perfección la experiencia y la juventud, es decir, hay espacio para desarrollar y pulir talentos.
La voz de la experiencia la ponen Alberth Martínez y Renato Núñez, con 33 y 30 años respectivamente, ambos posiblemente en el mejor momento de su carrera. No en vano este último resultó ser el Productor del Año y el MVP del torneo. Pero detrás de ellos hay un núcleo joven, que de mantenerse unido, puede dar mucho de qué hablar en esta liga, un Leandro Pineda de 22 años, un Carlos Rodriguez de 24, Tucupita Marcano, Eliézer Alfonzo Jr., y Miguel Aparicio con 25. Todos peloteros talentosos, que pueden desarrollarse mucho más.
Peloteros que este año hicieron de Magallanes el segundo equipo más ofensivo de la ronda regular con un promedio al bate de .294 a razón de 568 inatrapables, 398 de ellos extrabases. Y fueron capaces de mantenerlo en el Round Robin porque, para el momento en que se escribe esta columna, la ofensiva eléctrica luce un promedio al bate de .312, exactamente igual al de Cardenales de Lara.
Hay que mirar entonces al pitcheo, que es el gran talón de Aquiles de Magallanes y muchos otros equipos de la liga. En ese apartado se encuentra el fallo de este año. Y es que los turcos tienen una efectividad colectiva de 5.85, la peor de esta instancia, incluso peor que la de Tigres, que fue el primer equipo que se vio sin opciones en esta postemporada.
Les falló Junior Guerra, que en la regular fue la punta de lanza de su pitcheo, pero en playoffs terminó con una efectividad superior a los 8.00 puntos. Wilking Rodríguez, su cerrojo perfecto en la primera parte, se lesionó y no volvió con el mismo dominio. Enderson Franco tuvo su peor campaña en Venezuela y Deolis Guerra fue desmejorando paulatinamente. Pero más allá de eso, lo verdaderamente alarmante es que hablamos de lanzadores entre 33 y 39 años, que más allá de mejorar algunas cosas, en realidad van de salida. Ahí está lo que hay que atender.