El fútbol venezolano ha imitado todos los formatos habidos y por haber en su afán de hacer más competitivo el campeonato y conseguir la estabilidad económica, pero hasta el día de hoy no ha dado con la fórmula más adecuada para consolidar el espectáculo, debido a razones históricas y estructurales. Una de ellas ha sido el modelo de propiedad que se impuso desde la llamada época del fútbol de colonias. La dirigencia de la Federación Venezolana de Fútbol optó por organizar un campeonato de Primera División con equipos de maletín, sin raíces ni vínculos estrechos con la sociedad, sin instalaciones, con nóminas repletas de jugadores extranjeros y sin interés alguno por la formación de talentos.
Los empresarios que financiaban a equipos como Deportivo Italia, Deportivo Portugués, Galicia, Deportivo Español, Catalonia, Canarias o Vasco lo hacían por la nostalgia del fútbol de Italia, España o Portugal de donde habían emigrado, huyendo de la guerra, la dictadura y la pobreza. Sin la posibilidad de ver jugar a los equipos de sus amores, pues hasta la década de los ochenta con la globalización de las comunicaciones, era imposible presenciar por televisión los partidos de las ligas europeas, entonces crearon en Venezuela un sucedáneo para mantener viva la pasión futbolera de sus colonias.
Ese modelo de propiedad del empresario que invierte recursos para financiar a un equipo se mantiene intacto, con la diferencia de que ahora la FIFA y Conmebol aprobaron una serie de exigencias para que un equipo pueda recibir la llamada Licencia de Clubes que permite participar en torneos nacionales e internacionales, y obliga, entre otros puntos, a tener una sede en buenas condiciones para la práctica del deporte y categorías menores. Solo que cuando el empresario venezolano se cansa de invertir recursos el equipo se va desvaneciendo hasta morir de mengua.
¿Cómo cambiar esta situación? Un camino es garantizar a quien invierte en el fútbol que su equipo se mantendrá en la primera categoría para que tenga tiempo de consolidar su proyecto e inversión, lo que supondría acabar con el sistema de ascenso y descenso que existe actualmente. Para participar en primera división habría que cumplir con una serie de requisitos adicionales más allá de la Licencia de Clubes, como por ejemplo: tener una masa social que apoye al club, integrada por socios con derechos y responsabilidades en lugar de meros aficionados..
La Liga Futve debería verse en el espejo de la MLS o de la Liga MX, que a partir de 2025, suprimirá el descenso en Primera División. Hay que redimensionar al Futve para atraer a inversores, patrocinantes y socios.