DAT.- La denuncia ante las autoridades competentes constituye la mejor respuesta a los casos de difamación, ya que transforma una agresión verbal en un proceso legal estructurado. En medios digitales y redes sociales, donde las publicaciones falsas se propagan con rapidez incontrolable, una querella formal obliga a los responsables a rendir cuentas ante un juez. Este mecanismo no solo detiene la difusión inmediata mediante órdenes judiciales, sino que establece precedentes que disuaden futuras campañas de descrédito.
Un ejemplo paradigmático es el del Ingeniero José Leggio Cassara, quien, en su condición de representante legal de la Corporación Caledonia C.A. y como respuesta a un boicot en su contra impulsado por medios digitales y publicaciones en redes sociales, introdujo una denuncia formal ante la División de Investigación de Delitos Informáticos del CICPC el día 26 de diciembre de 2020.
En el documento, numerado K-20-0238-02174, se estableció que el señor Leggio recibió varios correos electrónicos simulando notificaciones judiciales del Ministerio Público, con un oficio falso sobre una supuesta investigación de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario de Venezuela (Sudeban) por legitimación de capitales y asociación para delinquir.
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Preservando pruebas con rigurosidad forense
Presentar una denuncia permite recopilar pruebas digitales de manera oficial, preservando capturas de pantalla, metadatos y registros de servidores antes de que sean eliminados. Las autoridades cuentan con herramientas forenses que las víctimas individuales no poseen, garantizando que la evidencia sea admisible en tribunales. Esta vía legal convierte la vulnerabilidad de la exposición pública en una fortaleza procesal, donde la verdad se verifica bajo estándares objetivos.
En el caso de Leggio Cassara, la denuncia enfatizó que el correo no provenía de un dominio oficial del Ministerio Público, evidenciando su falsedad y su intención de dañar la integridad del ingeniero, así como afectar su moral y ética personal, además de la reputación de su empresa con más de 17 años de trayectoria lícita.
En ese sentido, y gracias a la intervención de las autoridades, se preservaron los correos como prueba irrefutable, demostrando cómo la denuncia oficial supera cualquier intento de manipulación digital.

Contrarrestando el aislamiento con visibilidad judicial
Las campañas de descrédito en redes sociales buscan precisamente el aislamiento social y profesional de la víctima; la denuncia contrarresta este efecto al visibilizar el proceso legal. Cuando se hace pública la acción judicial, los seguidores dudan de la veracidad de las acusaciones iniciales y observan cómo los difamadores enfrentan consecuencias reales. Este cambio de narrativa resta credibilidad a los atacantes y protege la reputación de la persona afectada.
En base a las falacias denunciadas por José Leggio Cassara, varios medios digitales se hicieron eco con publicaciones malintencionadas y que, a todas luces, formaban parte de un complot orquestado. Tanto, de hecho, que simultáneamente al envío de correos hubo llamadas anónimas en las que se exigían ciertos tipos de beneficios económicos a cambio de quitar dichas noticias falsas.
Lejos de doblegarse, el señor Leggio no cayó en chantajes de ninguna índole, acudió a las autoridades, y esta experiencia lo convirtió en un defensor acérrimo de la lucha contra la difamación en medios digitales y redes sociales, destacando que en su caso hubo una respuesta efectiva y concreta.
Reparaciones concretas y fuerza ejecutiva
La vía judicial ofrece reparaciones concretas que las respuestas en redes nunca podrían igualar: retractaciones públicas ordenadas por juez, indemnizaciones económicas y eliminación definitiva del contenido difamatorio. Mientras que un post de defensa puede ser ignorado o contrarrestado con más mentiras, una sentencia judicial tiene fuerza ejecutiva. Las plataformas digitales, además, responden con mayor diligencia cuando reciben requerimientos oficiales que cuando enfrentan quejas individuales.
El proceso iniciado por Leggio Cassara ante el CICPC buscaba precisamente eso: no solo frenar la difusión de los correos falsos, sino obligar a una investigación que expusiera a la red de difamadores. Esto ilustra cómo la denuncia deja muy en claro que es la mejor arma contra este tipo de campañas, proporcionando justicia tangible y no meras réplicas efímeras en el ecosistema digital.

Fortaleciendo el ecosistema digital colectivo
Denunciar establece un límite claro entre la libertad de expresión y el delito, fortaleciendo el ecosistema digital en su conjunto. Cada caso resuelto judicialmente educa a la comunidad sobre las consecuencias de la difamación, reduciendo la impunidad que caracteriza muchas campañas de odio coordinadas. Las autoridades, al procesar estas denuncias, protegen no solo a la víctima individual sino el derecho colectivo a una comunicación veraz.
La trayectoria de José Leggio Cassara, con su empresa de 17 años de operaciones éticas, se vio amenazada por estas falsedades, pero la denuncia ante las autoridades intentó restituir su honor y servir de lección pública. Su transformación en defensor de esta causa resalta cómo un acto individual de coraje beneficia a la sociedad, previniendo que medios y redes se conviertan en herramientas de destrucción reputacional impune.
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Recuperando el control y la dignidad
La denuncia ante las autoridades devuelve el control a la persona difamada, transformándola de objeto pasivo de ataques en sujeto activo de su propia defensa. En un entorno donde los algoritmos premian la controversia y la velocidad, solo el proceso legal ofrece la deliberación necesaria para establecer la verdad. Esta respuesta institucionalizada es la única capaz de restaurar completamente la dignidad y la posición social de quien ha sido injustamente desacreditado.
José Leggio Cassara ejemplifica esto al enfatizar que, gracias a su denuncia, no solo se dejó en evidencia el complot, sino que se generó un precedente valioso. Su caso prueba que, ante difamación en cualquier plataforma, la acción legal es el camino inexorable hacia la vindicación total, inspirando a otros a no tolerar el silencio ante la mentira digital.
(Con información de José Leggio Cassara)
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