El Sumario – Hace 66 millones de años, los dinosaurios terrestres sucumbieron al impacto de un enorme asteroide que cayó en la Península de Yucatán (México). El cataclismo acabó con ellos pero ¿estaban ya en declive y abocados a un inevitable colapso?. Desde hace décadas, este es uno de los grandes debates científicos.
Hasta ahora, la mayor parte de las investigaciones sobre la extinción de los dinosaurios se han basado en los registros fósiles de la formación Hell Creek, un enclave repartido entre los estados de Montana, las Dakotas y Wyoming, en Estados Unidos, pero ninguno ha aclarado si la extinción repentina de los estos vertebrados a finales del Cretácico se estaba gestando antes del cataclismo.
Hoy, un nuevo estudio, basado en nuevos datos geocronológicos recogidos en la formación rocosa de Ojo Álamo (Nuevo México) -un área rica en fósiles de entre hace 66,4 y 66 millones de años, es decir, coetáneos a los de los yacimientos estadounidenses- concluye que los dinosaurios que poblaban Norteamérica 400.000 años antes del impacto del asteroide eran «muy diversos y variados» y estaban, por tanto, muy lejos del colapso.
Los detalles del estudio, realizado por un equipo internacional liderado por Andrew G. Flynn, investigador en la Universidad Estatal de Nuevo Mexico, en Baylor University, y el Smithsonian Institute de Estados Unidos, se han publicado este jueves en la revista Science.
Registros fósiles de los dinosaurios
Mediante la datación radioisotópica y la datación magnetostratifrafía, los autores fijaron la edad geológica del Miembro Naashoibito de la formación Ojo Álamo en torno a unos 350.000 años antes de la extinción.
«A diferencia de la zona de Hell Creek, que tiene dinosaurios clásicos como el Triceratops, el Tyrannosaurus rex o el Edmontosaurus, este área estaba dominada por Alamosaurus, el único gran saurópodo de cuello largo que quedaba en Norteamérica a finales del Cretácico«, explica a EFE Jorge García-Girón, investigador en la Universidad de León y coautor de la investigación.
Al comparar esa fauna con la que había en la zona sur de Nuevo México, los autores encontraron que a finales del Cretácico había «diferencias muy notables» entre ambas áreas, tanto en formas de diversidad, como en tamaño, riqueza de especies, adaptación o dieta, evidencias de una «altísima heterogeneidad» entre los dinosaurios del norte y el sur que prueban que no mostraban signos de declive ecológico antes de la extinción masiva.
Todo lo contrario, «hemos encontrado una evidencia empírica sostenida de que había un alto grado de provincialidad en estos animales», es decir, que había grandes diferencias entre la fauna más septentrional y la más meridional, y eso «nos permite afirmar que no había declive taxonómico» en los ecosistemas y «cerrar un debate de décadas» en la paleontología.
El estudio apunta además que las pruebas halladas en otros continentes -aunque menos precisas en cuanto a la datación-, también sugieren que en el resto del planeta había faunas de dinosaurios «igualmente robustas y diversas» y que estos sobrevivieron hasta los últimos momentos del Cretácico.
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Con información de EFE Servicios y redes sociales
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