Llegó la hora de la verdad para ver en acción a los mejores ejemplares del momento en los 2.400 metros de la edición número 79 del Gran Premio Clásico Simón Bolívar, la prueba reina de la hípica nacional, pautado como la última carrera de este domingo en el Hipódromo La Rinconada.
Tres yeguas y 15 machos, de los cuales seis son importados, buscarán anotar su nombre en el tope del marcador de la codiciada carrera que repartirá premio de 500.000 dólares y tendrá, entre sus atracciones, la participación del jinete venezolano Sonny León, ganador del Kentucky Derby de 2022 con Rich Strike, quien montará al estadounidense Gran Yako, propiedad del ex grande liga Víctor Martínez y largará por el puesto de pista número 17, bajo el entrenamiento del también nacional Juan Carlos Ávila.
En la tan esperada competencia también participará el jinete argentino Juan Pablo Paoloni, de 25 años de edad, que debutó en el Hipódromo Independencia de Rosario el 28 de octubre de 2018 y suma más de 500 triunfos en su país natal.
Paoloni, será el encargado de guiar al caballo Astuto, un presentado por Humberto Correia júnior, que buscará la sorpresa.
Indudablemente que el estadounidense Special Element, invicto en seis actuaciones en el óvalo de Coche y ganador del Clásico Jockey Club de Venezuela en su más reciente actuación, brincará como el principal favorito, debido a la manera que ha respondido en sus actuaciones y la forma como anda durante los entrenamientos previos. El castaño correrá bajo la responsabilidad de Jhonatan Aray y Carlos Luis Uzcátegiui, profesionales que buscan su primera victoria en la prueba.
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La campeona criolla Fast Sensations, bajo las bridas del “Pocho” Lugo, la chilena Steady, conducida por Yonkleiver Díaz y The Queen Nani, guiada por Yamper González, no se la pondrán fácil a los machos, ya que cuentan con clasificadas actuaciones que las acreditan y podrían sacar la cara por el llamado sexo débil.
Otro que goza del favoritismo es el importado Toro Salvaje, un vistoso alazán que entrena Gabriel Márquez y contará con la efectiva conducción de Francisco Quevedo, jinete que lo conoce a la perfección.
Se trata de un hijo del campeón Curlin que se ha adaptado a las mil maravillas a la pista de La Rinconada y, a pesar de largar por el puesto de pista uno, ya que tiene suficiente terreno para buscar una colocación que le permita desempeñarse si tropiezos, puede cristalizar en la recta decisiva.
Será una carrera de muchas variantes en los 2.400 metros del recorrido, en la que cualquiera de los 18 aspirantes puede convertirse en triunfador de la carrera de mayor jerarquía de la hípica nacional.