El zurdo venezolano Jesús Luzardo se despidió con una derrota que simbolizó lo que ha sido 2025 para él, un año donde mostró una calidad excepcional pero la suerte, no le permitió poner mejores números.
Cuando hablamos de suerte en el beisbol, no se trata de sacar el as en juego de cartas, el número premiado en un sorteo, en la pelota y en el pitcheo, se trata de los eventos que el lanzador no puede controlar, como lo es el respaldo de sus compañeros con el bate y el guante.
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Al terminar el 2025, Luzardo dejó marca de 15-7 con efectividad de 3.92, combinación que ha simple vistan indican que la fortuna estuvo con el criollo, pero la realidad es que el serpetinero tuvo un año destacado, sus 216 ponches, una nueva marca personal, entran en el standard de excelencia del juego actual.
Si ahondamos en métricas avanzadas, tenemos que el FIP de Luzardo fue 2.90 y su FIP- de 65, un 35% mejor que el promedio de la liga.
Según el prestigioso portal baseballsavant.com, el venezolano se ubicó en el percetil 79 en efectividad esperada con 3.32 además de estar en el percentil 86 en swings fallidos con 30.8% y en el percentil 87 en ponches con 28.5%, si a esto sumamos que el promedio de bateo en pelotas en juego en su contra fue de 3.24, podemos ver que realmente fue dominante pero los 8 jugadores a su alrededor, mas que colaborar, complicaron sus resultados en el montículo.
Un reflejo de esto fue la Serie de División ante los Dodgers de Los Ángeles, donde Luzardo acuó en 2 encuentros, 1 de ellos como abridor, completando 7.2 innings de labor, en los que recibió 5 hits y 3 carreras, 2 de ellas limpias para una efectividad de 2.35 con 8 abanicados y sólo 1 base por bolas.
Su FIP fue de 1.44 y su record, 0-2, una marca injusta dada la calidad mostrada por el lanzador, quien sin embargo puede considerar un éxito su temporada de estreno con los Filis de Filadelfia, su tercer equipo en 7 años de carrera.
Con 27 años, Luzardo está en la etapa inicial de los que se considera el apogeo de un pelotero, que va entre los 27 y 32 años, y lo hace con la segunda mejor temporada de su carrera en bWAR con 3.9, demostrando una gran capacidad de recuperación tras un complicado 2024, los que seguramente se verá reflejado en una mejora salarial en 2026 en los que será su último año de arbitraje.