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“El Almirante”, una estrella en Pittsburgh

En una entrega anterior decíamos que la camada de peloteros venezolanos que arribó a las Grandes Ligas en 1990 fue bastante exitosa, porque cuatro de esos cinco jugadores pudieron mantenerse arriba durante 10 años o más. Hablamos de Luis Sojo y Carlos Hernández, hoy es el turno de “El Almirante” Carlos García, predestinado a jugar beisbol.

Y es que no se encontró con el beisbol sino hasta que tuvo más o menos 18 años y su evolución fue vertiginosa. El primero de febrero de 1987, todavía con 19 años, firmó con los Piratas de Pittsburgh para iniciar su travesía en las Grandes Ligas. Unos tres años después hizo su debut, pero tan solo pudo disputar un total de 38 juegos en sus primeras tres temporadas.

Su primera gran exhibición llegó en 1993 cuando se convirtió en el segunda base titular de Piratas, entonces jugó 141 compromisos, en los que consiguió 147 inatrapables, incluidos 25 dobles y 12 jonrones, remolcó 47 carreras y anotó otras 77, estafó 18 almohadillas y ganó 31 boletos. Terminó entonces con un promedio de .269 y un OPS de .716. Pero además lució una certera defensa, solo 11 pifias en 1186 entradas para facturar un promedio de fildeo de .983. Fue tal aquella muestra de talento que terminó noveno en la votación al Novato del Año.

Ese año cumplió con todo lo que los reportes de scouts prometían y más. Porque se hablaba mucho de su habilidad para poner la bola en juego y su poder ocasional, pero se decía también que era un guante promedio, ni malo, ni demasiado bueno. Sin embargo, con elegancia y mucha solvencia demostró que su defensa era mucho mejor de lo que anticiparon.

En 1994 siguió con su exhibición de talento, tan es así que fue líder en dobleplays con 80 y ese año ganó su primera y única convocatoria al Juego de Estrellas. En 98 juegos ligó para .277 y nuevamente se robó 18 almohadillas. En 1995 volvió a jugar más de 100 juegos y entonces facturó su mejor campaña ofensiva con un promedio de .294, a razón de 108 inatrapables, incluidos 24 dobles y seis jonrones, remolcó entonces 50 carreras (también un tope personal) y anotó 41. La contienda siguiente fue muy parecida y terminó siendo la última en Pittsburgh.

Carlos se mantuvo en el Big Show otros tres años, todos con equipos distintos, primero con Azulejos de Toronto, luego Anaheim y finalmente San Diego, donde haría oficial su retiro luego de disputar solo seis compromisos en la contienda 1999. En total disputó 610 compromisos en Grandes Ligas, conectó 580 hits, incluidos 33 jonrones, remolcó 197 carreras y anotó 274, recibió 115 boletos y se estafó un total de 73 bases. Todo esto para un promedio al bate de .266 y un OPS de .682. Defensivamente, 599 de sus 621 juegos fueron como segunda base para un total de 4.359 innings en los que solo cometió 47 pifias y facturó hasta 1423 asistencias, dejando un promedio de fildeo de .982. Todo eso mientras escribía en Venezuela una historia dorada con sus amados Navegante del Magallanes.

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