Aunque repita, una y otra vez, que su historia no es extraordinaria, sino el resultado del trabajo constante que todos deberían hacer para cumplir sus deberes, la verdad es que Omar Vizquel fue un fuera de serie con el guante y su defensa lo ayudó a dejar una huella que jamás será borrada. Por eso y más para hablar de él necesitamos dos entregas de esta columna, si no has leído la primera visita nuestra página web y ubica la sección de “A swing completo”.
En la primera parte nos paseamos por sus primeros 16 años de carrera, cinco con Marineros y 11 con Indios. Ahora hay que detenerse en la bahía de San Francisco. Porque, aun cuando muchos llegaron a pensar que al irse de Cleveland había llegado el final de su carrera profesional, lo cierto es que también escribió páginas doradas con Gigantes. Tan es así que en 2005 y 2006 ganó sus últimos dos Guantes de Oro para inscribir su nombre en un destacado grupo. Solo hay siete peloteros que tienen más Guantes de Oro que Vizquel y esos son: Greg Maddux (18), Kim Kaat (16), Brooks Robinson (16), Iván Rodríguez (13), Ozzie Smith (13), Roberto Clemente (12) y Willie Mays (12), todos miembros del Salón de la Fama de Cooperstown.
Tras su paso por San Francisco, jugó con Rangers (2009), Medias Blancas (2010-2011) y Azulejos (2012). Pero solo en uno de esos cuatro años, en 2010 para ser más específicos, pudo superar los 100 compromisos. Al finalizar su carrera Vizquel había facturado 7.676 asistencias, 4.102 outs, 1.734 dobleplays y tan solo había cometido 183 pifias. Su promedio de fildeo fue de .985 y su nombre quedó a la par de los mejores defensores de la historia.
Por otro lado, está su ofensiva, esa que tanto señalan como su talón de Aquiles, ubicándolo como el sexto campocorto de la historia con más hits, un total de 2877, que lo mantienen además como el segundo venezolano más hiteador de la historia, solo por detrás de Miguel Cabrera (3174). En una entrevista reciente dijo con mucha convicción que él también pudo haber llegado a los 3000 si no hubiese sido por las lesiones que lo aquejaron en el final de su carrera y la verdad no es una idea descabellada.
Inmediatamente después de su retiro, Vizquel comenzó su carrera como coach, siendo instructor de infield de los Angelinos en 2013, coach de primera base con los Tigres de Detroit en 2014, manager de Venezuela en el Clásico Mundial de 2017, manager en clase A con el Winston-Salem en 2018 y manager en doble A con el Birningham Barons en 2019.
Su evolución fue vertiginosa, pero llegó un bache enorme, que hoy por hoy lo tiene también fuera de Cooperstown. Eso sí, ni siquiera aquel tropiezo impidió que fuese exaltado al Salón de la Fama de Cleveland (2014), del Béisbol Latino (2015) y el Beisbol Venezolano (2018).
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