El fútbol se expande a cada instante, y si quisiera que el Mundial pudiera ser “madre” de varios países en simultáneo, hay una manifestación que podría servir como una lección de los nuevos tiempos. Rodando por ahí, expresando su adaptación a los días que vivimos, se juega la Liga de Naciones de Voleibol, femenino y masculino.
La novedad de estos campeonatos está en el rompimiento por jugarlo en una sola sede, como había venido sucediendo desde época inmemorial con sus torneos universales. Los partidos de esta versión 2025 con los más importantes equipos en competencia, se vienen disputando en diversos puntos del planeta. Japón, Brasil, República Checa (o Chequia, como llaman ahora a este país), Estados Unidos, Moldavia, Serbia, Alemania, Canadá, Polonia, China, Países Bajos son naciones del mundo que alojan este deporte, convertido, de unos años para acá, en un espectáculo maravilloso, acrobático, artístico, en el que jugadores flexibles y a la vez poderosos dibujan piruetas como marionetas de circo…
Jugando a la imaginación, tejiendo sueños hasta ahora imposibles, podríamos pensar en un Mundial de Fútbol esparcidos por diversos y recónditos lugares y con el handicap de que, a diferencia del beisbol y el baloncesto con Estados Unidos como centro de poder, no es deporte de exclusividades, sino que cada lugar puede desarrollar sus posibilidades y creencias. Grupos y partidos en Shanghái, Buenos Aires, Sofía, Tokio, Casablanca, Moscú, Melbourne, Los Ángeles, Río de Janeiro, Ciudad de México, Madrid, Nueva York… válganos, el mapamundi de norte, sur, este y oeste, podrían ser anfitrionas. Con un deporte que de cierta manera se veía “encajonado” con la cobertura mediática internacional, a sus dirigentes se les encendió el bombillo de esta idea que podría ser adoptada por el fútbol. El beisbol lo ha hecho con su Clásico Mundial en varias ciudades, aunque sin la expansión del voleibol, especialmente por sus limitaciones de popularidad aun sin grandes matices universales…
Por ahora, el fútbol ha dado un salto al frente al entregarle el estreno del Mundial de 2030 a Argentina, Uruguay y Paraguay, un partido en cada capital, y el desarrollo mismo a España y Marruecos. Bueno, un paso es un paso, y por algo habría que comenzar. No es posible conocer hasta cuándo el Mundial seguirá en el formato que ya va a cumplir un siglo de existencia, pero vientos de cambio ya se asoman en el horizonte. El Mundial de Clubes ha sido un anuncio, el crecimiento geográfico del voleibol, otro, y quizá una cierta pérdida de interés también se añada a la necesidad de una modificación. Si al fútbol le urge cambiar, estos momentos podrían ser los mejores. Nos vemos por ahí.