Ya han pasado 14 años desde el debut de José Altuve en Grandes Ligas con los Astros de Houston, un día que él recuerda perfectamente y que indudablemente fue especial para él.
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Fue un 20 de julio de 2011 cuando los siderales; aún en la Liga Nacional, enfrentaron y vencieron 3-2 a los Nacionales de Washington en entradas extra en Minute Maid Park (hoy llamado Daikin Park). Liván Hernández fue el primer lanzador al que se midió el criollo, que lo dominó en cuatro turnos y no fue hasta que culminó su labor, que pudo destaparse con su primer incogible.
«Estaba en Corpus Christi (filial Doble-A de Astros) a mitad de la temporada y Ed Wade, que era el gerente general, llamó a Tom Lawless, que era mi manager en ese momento», dijo ‘Astroboy’ en un audiovisual de redes sociales del Sindicato de Peloteros. «Él paró la práctica, se salió (del terreno) y todos sabíamos que algo estaba pasando. Luego me llamó y me dio la gran noticia, obviamente llamé a mi papá».
Un cambio drástico
«Llegué (a Houston) y al día siguiente estaba jugando en segunda base. Me tocó enfrentar a Liván Hernández», recordó Altuve. «No pude conectar hit, sino hasta el último turno ante Tyler Clippard. Pude conectar una línea hacia Jayson Werth en el jardín derecho que gracias a Dios pudo caer».
«Es difícil de creer, un día estás en Ligas Menores, al otro en Grandes Ligas. Es tu sueño hecho realidad, creo que toma varios días hasta que caes en cuenta que estás viviendo ese sueño»
Ha sido un largo el que ha transcurrido el carabobeño desde entonces y que tiene mucho chance de terminar con una placa en Cooperstown. Sobre todo si, conecta los 665 imparables que le faltan para llegar a 3.000 en su carrera.