Los humanos son por naturaleza imperfectos, esclavos eternos de la subjetividad y por ende están siempre propensos al error. Hay que tenerlo claro cada vez que hablemos de los venezolanos en las Grandes Ligas y lleguemos a David Concepción, “El Rey” que debió ser inmortal, pero se quedó a la espera del reconocimiento que merecía. La única estrella de la Gran Maquinaria Roja -además de Pete Rose- que no recibió el respaldo necesario para entrar al Salón de la Fama de Cooperstown.
El de Ocumare de la Costa irrumpió en Grandes Ligas en 1970, tres años después de que se produjera la primera oleada de criollos con un total de seis debuts (los de Roberto Rodríguez, José Herrera, Remigio Hermoso, César Gutiérrez, Gustavo Gil y Néstor Chávez) y un año antes del estreno de Ángel Bravo. En el registro se le reconoce como el venezolano número 19 que conseguía llegar al mejor beisbol del mundo, pero en síntesis es nuestra quinta gran estrella.
Concepción se estrenó cuando tenía solo 22 años y defendió los colores de Los Rojos de Cincinnati hasta los 40. En su primera contienda demostró que sería caballo de mil batallas jugando 101 compromisos y dejando un promedio de .260. Para 1973 recibiría la primera de sus nueve convocatorias al Juego de las Estrellas y enfrentaría también su primera gran prueba, una fractura en el peroné y el dislocamiento del tobillo izquierdo que redujó su campaña a solo 89 compromisos. Quizás algunos pudieron pensar que no volvería o que su intensidad mermaría, pero se equivocaron.
“El Rey” no sólo volvió, sino que en esa contienda 1974 ganó el primero de sus cinco Guantes de Oro e incluso recibió votos para el MVP. De 1975 a 1982 disputó de forma ininterrumpida el clásico de mitad de temporada y vivió las mejores experiencias de su carrera. Fue bicampeón en 1975 y 1976, cuando se consolidó la historia de la “Gran Maquinaria Roja”. Además, en ese lapso, apareció un par de veces entre los candidatos al MVP y ganó un par de bates de plata (1981 y 1982). Escribió una historia digna de titulares, tanto como lo hicieron sus compañeros de equipo Johnny Bench, Joe Morgan y Tany Pérez, que sí están en el Salón de la Fama.
Concepción disputó 2.488 compromisos en la Gran Carpa y conectó 2.326 hits, incluidos 538 extrabases, empujo 950 carreras y anotó 993. Todo para un promedio vitalicio de .267. Jugó 2.178 juegos como campocorto, pero también se paseó con elegancia por todas las almohadillas. Digan lo que digan, David fue un verdadero rey, de principio a fin.