La Vinotinto olvidó su pasado. De aquellas gestas victoriosas en Montevideo que le dieron lustre a su color, para el martes en la noche deshacerse en centros sin destino, sin ningún rastro de fútbol claro, y caer sin remedio ante una selección que, de un tiempo a esta parte, se ha convertido en inexpugnable en el estadio Centenario. Había buenos augurios para Venezuela, después que unos días atrás había batido a Bolivia en Maturín.

Además, se pensaba que los uruguayos iban a bajar de nivel por las ausencias de Federico Valverde y Darwin Núñez en su formación. Pero no, la escuela de su fútbol fue más, estuvo distante de una selección venezolana sin imaginación, desorientada, sin saber para dónde ir y que terminó por rendir sus sueños ante un rival que siempre supo claramente cuál era el objetivo…

Habrá entonces que poner el acento en dos razones. Digamos: ¿por qué Jefferson Savarino, en el criterio de quien ahora escribe el mejor y más fino jugador del país, no estuvo desde el comienzo en el partido? Cual el zuliano entró cambió algunas cosas crecieron en la gestión VInotinto. Fue un oasis en aquel desierto de fútbol errado, y dio respiro a sus compañeros mediocampistas.

Lo otro: no hay que engañarse con el nivel de la Vinotinto. Ha llegado, según parece, a su tope, a la cumbre de su juego, y debe confiar casi siempre en alguna ráfaga magnífica de sus hombres y de la aparición fantasmal de Salomón Rondón en el área adversaria para conseguir botines de guerra. Ahora, Venezuela puede llegar, claro que sí. Quedan dos partidos a toda vida, Argentina en Buenos Aires y Colombia en suelo nacional serán sus estaciones en el camino, mientras que Bolivia también tendrá tropezones ante los mismos colombianos y Brasil.

Ahora podemos recordar algunos episodios en el sendero de Venezuela: ¿qué tal el penal contenido por Rafael Romo a Vinicius en Maturín, y qué tal el gol de media volea de Eduard Bello en tierra brasileña? Son capítulos que el tiempo, si Venezuela va al Mundial, se convierten en parte del simpático anecdotario, pero que de quedarse la Vinotinto en las puras ganas, serán entonces visiones amargas para olvidar y rumiar…

El Premundial Suramericano toma su rumbo. Ya se vislumbran los equipos que estarán en el Mundial, porque a falta del Venezuela-Bolivia, están llegando las horas de las verdades. Argentina mira el paisaje desde lo alto, Brasil vence a Paraguay y se vislumbra, Ecuador y brasileros andan por caminos despejados, Uruguay, Paraguay y Colombia comienzan a respirar profundo, mientras allá abajo, en donde las llamas queman, dos selecciones se empujan para ver quién llega antes. Nos vemos por ahí.