Con fervor, con agradecimiento y con amor como bandera de sentimientos, la muchedumbre pisó los graderíos del Santiago Bernabéu para estrechar en un abrazo profundo el día de los adioses a Carlo Ancelotti y Luka Modric. Fue una jornada de estremecimientos, de nudos en la garganta, de aquellas que se graban en la memoria con el hierro candente de lo imposible de olvidar.
En cada noche, en cada partido, los dos héroes blancos estarán ahí, envueltos en la penumbra de lo imborrable, porque ellos, como pocos en el devenir del fútbol español, han marcado la piel de una generación. Porque es que de eso se trata: de haber sido imprescindibles para un tiempo, y la de Ancelotti-Modric lo fue. Andarán por ahí, algún día irán de nuevo a mirar un partido en el estadio, y la gente los va a reconocer, y les va a saludar con la reverencia de los que merecen todo el respeto…
Pero como todo lo que comienza termina y todo lo que muere renace, los dos han labrado sus nuevos senderos. Ya es conocidos que Ancelotti hace planes con la selección de Brasil, y Modric, aunque aún no define las propuestas, tal parece que se decantará por el International de Miami. Son caminos distintos, obviamente, aunque tal vez en su interioridad hubieran querido ir a mismo lugar. Al entrenador italiano le corresponderá reconstruir un imperio, y aunque se podría pensar que entrenar a los brasileños podría ser tarea sencilla, de aquellas que en viejos tiempos se decía “coser y cantar”, es por cierto al revés. Fama busca fama, y en la fama va a estar.
Fracasar con Brasil debería equivaler a la “muerte súbita”, a la excomunión futbolística porque Ancelotti dispondrá de algunos de los futbolistas más encumbrados del mundo. Vencer ha de ser la consigna inviolable, porque de fallar y con ellos a la mano, podría interpretarse como la más estruendosa caída de los años recientes. El italiano sabe cuál es el laberinto en que se ha metido; lo que aún no conoce es la salida de tamaña red de túneles…
Las propuestas posibles para Luka Modric rescatan de los rincones los sucesos alrededor de Salomón Rondón. Cuando el venezolano fue al River Plate pudo elegir entre varios aspirantes a su fútbol y sus goles; prefirió al equipo argentino como también escogió al Pachuca mexicano cuando decidió partir de Buenos Aires. Modric, a sus 38 años de edad es aun apetecido por equipos de tronío, pero posiblemente escogerá en el que ya no tenga que brindar una entrega que, a estas altura, podría ser un inconveniente.
Hace bien en ir a Miami, en busca de un fútbol que crece pero que aún no está del tamaño de aquel en el que su nombre jamás será disipado por el baúl de la indiferencia. Nos vemos por ahí.