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Lecciones de Argentina – Líder en deportes

Através de los años, de seguir milímetro a milímetro el fútbol de América del Sur, hoy podemos hablar de los cambios en la manera de concebir el juego de cada selección. La difusión de la imagen ha sido el dinamo de estas transformaciones, pues aun sin pensarlo, son proponérselo, los técnicos y obviamente también los jugadores han ido modificando sus estilos, sus herencias ancestrales en función de emular lo que cada día ven en pantalla. Esto ha venido pasando en estos países, tan propensos a recibir influencias europeas, quizá por un oculto y no abiertamente reconocido complejo de inferioridad en diversos campos de la vida. El fútbol, inmerso en ese universo de captaciones, ha sentido en su interioridad tales modificaciones. Así podemos mirar cambios en expresiones puras, como la brasileña, con cierta tendencia a jugar más cerca de la preparación física y de hacer del jugador más un atleta forzudo, que seguir con sus tradiciones de fútbol-arte característicos de toda la vida. Estos comentarios tocan a casi todas las expresiones del continente y con muy pocas excepciones…

Y entonces, Argentina. Respetando sus valores, sus antiguos aprendizajes, va llevando el juego como se lo enseñaron en sus casas, en los potreros, en las divisiones menores; esa es su esencia. Así se ha jugado desde que el mundo es mundo y desde que el fútbol ha sido fútbol. Los jugadores del Plata siguen creyendo en sus antiguos maestros, y en el gran maestro que ha sido su luminosa escuela. Unos jugadores van, otros llegan, y casi siempre ocupan la cúspide de la categoría mundial. Sus caminos, inequívocos, han servido de guía y de identidad. Y entonces, dando una salto en el tiempo y las circunstancias, Venezuela, en vez del lógico empeño de quiere ir al Mundial, podría tomar esto como guía; aquí ha sido duro tratar de establecer identidades, pero bien valdría hacerlo desde unos puntos de partida, unos espejos en los que los jugadores se miren y digan, con orgullo nacionalista y sin influencia de otra manera de concebir el fútbol, así somos, así jugamos…

El partido del pasado viernes ante Ecuador fue un desastre, futbolísticamente hablando, aunque Venezuela tuvo ciertos atenuantes. Decíamos en columna anteriores que en la selección, exceptuando a Jon Aramburu, los cambios de jugadores poco afectan el funcionamiento colectivo y que por eso no se abre un “agujero negro” en el bloque. No sabemos qué paso anoche ante Perú, pero algo bueno ha tenido que ser ante la posibilidad de tener al equipo completo, y como se dice ahora, “con todos los juguetes”. Bueno, hasta aquí llegamos; elogios para Argentina, y una revisión introspectiva para el fútbol venezolano.

Nos vemos por ahí.

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