Vistos cada semana los partidos de Europa, algunos llaman a Kylian Mbappé “el mejor del mundo”, a la vez que en simultáneo, otros se vuelcan con pasión por Vinicius. “Qué bueno tenerlos a los dos”, exclaman los seguidores del Real Madrid, mientras prefieren no entran en la polémica; se contentan con tenerlos a buen resguardo en los cuarteles inexpugnables de Chamartín y el Paseo de La Castellana. Ha sido la eterna duplicidad de dos grandes al comando del fútbol universal, y la nueva época llama a juego a un francés y un brasileño.
¿Cuál de los dos es mejor, cuál está por encima? Depende del momento, de las circunstancias, de tantas cosas. Cada uno tiene sus virtudes y sus carencias, a cada quien le llega su gloria, porque al final del todo son seres humanos y como tal, lejos de la perfección…
Hipnotizados por estos dos magos, alucinados por su fútbol de altos quilates, puede ser que la gente se olvide de echar otras miradas. Ellos tienen el respaldo de su genio y sus campañas publicitarias, pero atención, también podemos voltear los ojos para hacer contacto con otros tipos y su manejo de los partidos. Por ahí anda Jefferson Severino, un venezolano que mete pierna en el Botafogo y que ya es campeón del torneo Brasilerao y de la Copa Libertadores. E chémosle un vistazo a este jugador; fino con la pelota, inteligente para resolver situaciones límite, podría ser visto entre las figuras del fútbol de hoy. ¿Es esto exagerado?, ¿es un venezolanismo considerarlo así? Podría ser, pero su ascendencia habla de un futbolista que podría viajar a Europa a incorporarse al gran escenario.
Quizá las posibles ofertas escuchadas no superen el dinero de las que pueda tener en Brasil, pero apartando el Mundial, jugar en clubes europeos es viajar directo hacia la consagración. ¿Savarino califica como crack, como se llama en el fútbol a los superdotados?…
Hay cierta confusión con la diputa de la Copa Libertadores. Los aficionados de mediana y vieja data, los que estaban pendientes de los torneos con los campeones y sub monarcas de Suramérica, no terminan de entender la expansión concebida para democratizar el juego y para que equipos de bajo presupuesto puedan tener acceso al buen dinero.
La Libertadores se ha ampliado por el aumento de la gente interesada en el fútbol, todos aquellos consumidores que ha arrastrado el hecho televisivo. Terminado el tiempo del romanticismo, bueno, si es que alguna vez lo hubo, ha llegado la era de la plata contante y sonante. No se les puede negar a los equipos sin mayor nombradía el derecho a ser parte de la bolsa, hasta hace algún tiempo propiedad privada de los gigantes. Por eso el Monagas, por eso la UCV.
Nos vemos por ahí.
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