En las buenas todos, en las malas pocos. Esa es una frase que, en cualquier contexto, puede evitarte sinsabores. Si la entiendes vas siempre un paso adelante. El mundo se rige por resultados y califica todo a partir de ellos, sin importar el camino recorrido, los obstáculos superados o los aprendizajes adquiridos. Y eso no es todo, ese resultado final es capaz de cambiar drásticamente, de un segundo a otro, las opiniones de muchos.
En el reciente título de Cardenales de Lara que lo distingue como campeón de la temporada 2024-2025 de la LVBP hay un claro ejemplo. El resultado y la forma en que lo consiguieron han modificado la percepción que muchos tenían sobre el piloto Henry Blanco, quien estaba disputando su tercera final consecutiva, la segunda con los crepusculares.
En principio solo bastaron dos reveses para que muchos comenzaran a revivir los “fracasos” del pasado e incluso sacaran de contexto unas declaraciones del gerente general del equipo, Carlos Miguel Oropeza, en las que dijo que no estaba confirmada la continuidad del piloto porque no se habían sentado a negociar. Hicieron un recuento y un análisis elaborado de las decisiones que en el pasado supuestamente le habrían costado las victorias. Pero todo eso desapareció una vez que Cardenales concretó una de las remontadas más emocionantes de la historia reciente.
El piloto, otrora grandeliga, ahora es vanagloriado y felicitado e incluso se dice que es uno de los mejores que se ha visto en el circuito local a lo largo de los últimos cinco años.
¿Necesitaba un título para poder ratificarse como un buen dirigente?, yo podría decir que no, pero la verdad es que la afición piensa diferente y para ellos Henry si necesitaba un aval, que les permitiese ver todo lo que ha hecho en el circuito.
Ahora sí se acuerdan que tomó el mando de Tiburones, cuando venía de un año para el olvido y los metió en una final. Ahora sí parece tener valor lo que hizo el año pasado con Cardenales, cambiando su estilo de juego y prestando mucha más atención a los pequeños detalles, que en el beisbol moderno han pasado a segunda plano, como por ejemplo el robo de bases. Ahora sí, Henry Blanco está entre los buenos. Así de injusto puede llegar a ser el fanático y está bien porque así también funciona el mundo más allá de las rayas de cal.
Es entonces el momento propicio para recordar que Henry ganó con Bravos de Margarita el Premio Manager del Año, un par de campañas después de poner fin a su carrera como pelotero profesional, y, repito, ha estado involucrado en las últimas tres finales. Es un piloto que saca lo mejor de los peloteros y los hace entender el compromiso que deben tener con su camiseta, es un líder nato, que además ha ido evolucionando, haciéndose cada vez más mejor.