En mayo de 1988, y dirigida por Manuel Plasencia, Venezuela afrontó en Buenos Aires el Suramericano Sub-20 con ilusiones de clasificar al Mundial de Arabia Saudita, que sería el año siguiente. Con Gabi Miranda y Ceferino Bencomo como jugadores importantes, la Vinotinto chocó en el partido inaugural contra Argentina. Un gol de cabeza de Diego Simeone, el mismo que hoy dirige al Atlético de Madrid, dio la victoria al equipo del Plata, 1-0. Hacemos esta reminiscencia para hablar de las selecciones y los torneos juveniles que, por varias razones, ya no son como aquellos.
Hasta hace unos años se dirimía la superioridad de un fútbol por encima de los demás en un campeonato así, y se iba con lo mejor de su fútbol. Los enfrentamientos Brasil-Argentina y Venezuela-Colombia de mayores se trasladaban con el mismo fervor a los juveniles. Hoy día cuesta que a jugadores que se empinan hacia grandes planos se les permita asistir, una condición que afecta a equipos que, con ellos en el campo, podrían haber cumplido relevantes actuaciones…
Este factor solía afectar, algunas veces, a las selecciones de más renombre; Vinicius no pudo asistir a hace unos años a un Suramericano Sub-20 cuando estaba en la edad porque el Real Madrid no lo permitía, como tampoco podrán hacerlo en el equipo venezolano Juan Arango y David Martínez. ¿La razón? Sus clubes, cuidando el porvenir de su organización, les impidieron la participación con la camiseta Vinotinto.
Estos inconvenientes guardan estrecha relación con la época en que se vive; el fútbol super profesionalizado actual cuida con celo y egoísmo sus valores futuros. ¿No va esta medida en contra del espíritu nacionalista del jugador y de la afición? ¿Cuál sería la reacción de los dos ante esta negación? Quizá hayamos entrado en una nueva dimensión del quehacer humano, en el que el dinero se va erigiendo, día a día, en lo más importante y le va ganando la batalla a los sentimientos de cada quién…
Al margen, la muchachada venezolana combate en el Suramericano actual tratando de reeditar aquel escuadrón que solo cayó en la final del Mundial de 2017 ante Inglaterra, y antes, el que accedió a octavos de final en el Mundial de 2009 en Egipto. Es una edad de transición, nadie sabrá lo que podrá suceder en las carreras de los jugadores en poco tiempo, aunque en correspondencia con ese fútbol de hoy, que llama a juego a futbolistas cada vez más imberbes, no sería de extrañar ver en alineaciones de Europa a chamos de 18 o 19 años de edad en clubes de renombre; ¿venezolanos, tal vez?
Nos vemos por ahí.