Después de recorrer campos y tiempos, de atravesar espejos y mundos, a Salomón Rondón no le espera nada. Parado en el umbral de la fama, traspasando el portón de la trascendencia, habría que preguntarse si ha sido Juan Arango o él, el jugador más importante que haya dado el país.
No hablamos del mejor, porque desde siempre hemos sostenido que ese es un adjetivo prohibido para quien ahora escribe. Cada quien en su tiempo, cada uno en el momento y generación, porque son maneras diferentes de ver la vida, y con ella, el fútbol. Si el futbolista de Maracay tuvo vigencia indiscutible en España, Alemania y México, Rondón la ha tenido en España, Rusia, Inglaterra y China.
Tienen un denominador común: la carencia de un mundial, el vacío de no haberlo jugado. Pero, no es de esto de lo que hoy se trata. Se trata de esperar la final de la llamada pomposamente Copa Intercontinental, en la que el ya experimentado venezolano tratará de verse, cara a cara, con el el arquero Thibaut Courtois, y procurar con una maniobra de puro valor, su inserción en la nombradía universal: “Le hice un gol al Madrid, ¿cómo te parece?”.…
Enfrentar al Real Madrid ha de ser una ilusión de cualquier futbolista, y pensar en jugar vestido con la camiseta blanca en el torso debe ser alucinante. Ya, a sus treinta y cinco años de edad no será posible verlo llegar tan alto, tan rotundo, pues ya sabemos que hoy los clubes de Europa buscan, para moler y triturar, metafóricamente hablando, a jugadores veinteañeros y meterlos en sus cuarteles hasta sacarles la última gota de sudor.
Para el venezolano, hay que admitirlo, ese tren pasó velozmente, a toda máquina, pero no por eso ha dejado de escribir páginas importantes del fútbol y estar considerado entre los más calificados centro delanteros de la era actual. Así pues, a esperar por él. ¿Qué tal sería verlo en una acción en el área, metiendo cuerpo y determinación, y hacerle un gol al encumbrado adversario? Dirán los españoles, “¿y de dónde ha salido ese chaval, qué bueno es, qué edad tendrá?”.
Esto ha sido un ejercicio de imaginación, lo sabemos, pero con él todo es posible. Con Salomón Rondón todo es posible…
Respuesta: cada día, en la caminata mañanera, nos han preguntado por la manera de adquirir el libro “La VInotinto, metáfora de un país soñado”, de la autoría de quien ahora escribe. Por ahora y desde la semana pasada solo está en el portal de Amazon, y en poco tiempo podrá ser visto en físico, como dicen ahora, en las librerías. Gracias, por el interés, y nos vemos por ahí.