No hay un club con una historia más desalentadoras de fracasos estruendosos en el fútbol de Brasil que el Botafogo. Sus 120 años de existencia habían estado marcado a “fogo” por los reveses sufridos en partidos cruciales, que lo dejaron sin chance de alcanzar la gloria en torneo internacionales, copas, cariocas o brasileirãos, hasta la llegada del venezolano Jefferson Savarino.
Portando la emblemática camiseta 10 a sus espaldas, Savarino torció el sino “pipoqueiro”, de pecho frío, que bien se había ganado el equipo alvinegro y el pasado sábado consiguió un trofeo que ni los legendarios Heleno de Freitas, Garrincha, Nilton Santos, Didi, Amarildo o Zagallo o Jairzinho lograron alzar con el equipo de Río de Janeiro.
La victoria del sábado 3-1 ante Atlético Mineiro consagró al Botafogo de Savarino en Suramérica y enterró la fama de equipo perdedor. Por primera llegaron ala final del torneo y conquistar el anhelado título que habían dejado escapar en 1963, cuando el Santos de Pelé los apeó en las semifinales.
Ahora el club del zuliano está a otro paso del completar un año triunfal sin precedentes con el doblete, si también añaden a las vitrinas el título de campeón del Brasileirao. Botafogo solo ha dominado la liga de su país en 1968 y 1995, y otras tres veces ha sido segundo.
Con Savarino como patrón en la mitad del campo, organizando la ofensiva del club, distribuyendo balones y cayendo como extremo por los costado, el marabino tiene al Botafogo en el primer lugar de la tabla de clasificación y esta noche podría coronar al “Fogão” si derrota al Internacional de Porto Alegre y, al mismo tiempo, el Palmeiras empata o pierde ante Cruzeiro.
Botafogo derrotó 1-3 la jornada pasada al mismo Palmeiras con Savarino en papel estelar anotando el segundo y asistiendo en el tercer tanto, con lo cual llegaron a 73 unidades por 70 del “Verdão”, el único que todavía tiene chance de arrebatarle el título.
El año pasado el Botafogo desperdició 14 puntos de ventaja en la cima, se desmoronó en las últimas fechas y cayó del primero al quinto lugar, en otro fracaso típico de la historia del club para permitir que Palmeiras se coronara en Brasil. Esta vez la presencia del zuliano ha sido una marca diferenciadora que hoy se hará sentir en el estadio José Pinheiro de Porto Alegre para alargar la llama ardiente del “Fogão”.