El fútbol zuliano ha vivido tiempos de efervescencia y de mucho pesar a lo largo de su historia. La lista de equipos que intentaron arraigarse en el sentimiento de los zulianos es muy larga, y la mayoría fue languideciendo hasta desaparecer del mapa por las consabidas deficiencias estructurales que han acompañado a este deporte en el país. El Atlético Zulia del empresario petrolero Marcelo Bortolussi fue uno de ellos. Insurgió en e la temporada 1996-97 como la institución que marcaría un cambio profundo y convertiría al estadio Pachencho Romero de Maracaibo en una plaza fervorosa, apasionada como pocas por los colores negriazules de su nuevo equipo.
Entonces se pensaba que el Zulia era un territorio negado para el fútbol profesional, debido a la devoción de la grey marabina por las Águilas y Gaiteros. Pero el Atlético fue un verdadero suceso en el Apertura 1996, cuando venció a Minervén en dos partidos extras, luego de que terminaran igualados en la cima a 43 puntos. Minervén ganó 1-0 el primer choque en Cachamay, pero Atlético aplicó la misma dosis en el Pachencho, para imponerse en los penales 4-2 con un estadio a casa llena. Algo que parecía imposible, pues este duelo decisivo coincidía con la primera apertura de la temporada del estelar zurdo Wilson Álvarez en las Águilas del Zulia en el estadio Luis Aparicio El Grande.
Lo cierto es que después de ilusionar a los zulianos al ganar los torneos Apertura del 96-97 y el título en la temporada 98-99, el Atlético despareció por las desavenencias de Bortolucci con la gobernación del Zulia. Dos años después fue el turno del Unión Atlético Maracaibo, con el apoyo del Alcalde de Maracaibo, Gian Carlo Di Martino, se convirtió en una de las máximas referencias del fútbol zuliano, al ganar cinco torneos cortos y su única estrella en la temporada 2004-05, pero cuando el burgomaestre perdió las elecciones para gobernador y comenzó su eclipse político, el UAM también se vino a pique hasta perderse en la tercera división, abrumado de deudas.
Ahora es el turno de Rayo Zuliano es el nuevo farol del fútbol marabino. La gran diferencia con los equipos precedentes es que los eléctricos comenzaron echando la bases firmes de un club, con una casa de sueños para la formación de categorías menores con jugadores surgidos de los barrios marabinos y las zonas más vulnerables del estado. El gran momento que vive en el torneo Clausura, en el que disputa la cima del Grupo A con el poderoso Deportivo Táchira es fruto de este trabajo minucioso de ir edificando una institución ladrillo a ladrillo. Como el relámpago del Catatumbo, el Rayo quiere ser un fenómeno permanente que alumbre con sus triunfos al Zulia.