El Concreto

Ideas sólidas

Otros Deportes

Batazo a batazo, gol a gol

Freiburg, Alemania

Tiempo de ídolos, de superhombres estos de hoy día. Contra la creencia de algunos presuntuosos que hablan de una época nunca vista, esto siempre había pasado. La mente es a veces traicionera, y por eso es que solemos olvidar y pensamos que vivimos una era única y dorada. Bueno, es que no deja de ser un privilegio ser contemporáneos de los años luminosos de Aaron Judge y Shohei Ohtani en el beisbol, y Lionel Messi y Cristiano Ronaldo en el fútbol.

De ellos se esperan, como ídolos consagrados, las tareas que le corresponden a los elegidos por la Providencia. Un batazo a la inmensidad, un gol nunca visto. Son coincidencias para aprovechar, para disfrutar y no medirlas simplemente, porque no tienen medidas. Mucho que decir, pero también mucho que no se haya dicho, aunque no dejar de ser un pecado, “digno” de la excomunión, conseguir algo nuevo, escondido, porque entonces el mundo se nos puede venir encima…

Entonces, veamos. No por ser dueños del espectáculo son infalibles, así la mayoría lo piense. Si les va bien, qué grande son; si un día no complacen como se espera de ellos, siempre habrá una excusa a sus cuatro turnos en blanco. Pero un momento; Mientras Judge y Ohtani enloquecen disputando la supremacía de sus equipos en la Serie Mundial, que es la más alta exigencia de la pelota, Messi y Cristiano buscaron refugio donde no era difícil seguir vibrando con el aplauso y el “¡viva!” a cada jugada.

El argentino ha ido a Estados Unidos por causas personales en un fútbol a la medida de sus treinta y siete años de edad, es decir, sin la exigencia de Europa; mientras el portugués, de treinta y nueve, ha ido a tener a Arabia, donde puede seguir siendo el soberano sin mayores angustias. Son concesiones que pueden darse los futbolistas singulares, como lo son ellos, y que la gente podrá seguir vitoreándolos por la magia televisiva…

Nuevos jugadores rompen las fronteras del alto fútbol, y con ellos la espera del Mundial de 2026 se hará inacabable. Hablamos de Lamine Yamal, figura que despunta y marca surcos a las canchas de España. Abrió boquetes y casi llegó a la burla ante los zagueros del Real Madrid, y más que eso, y sin pensar que eso le queda pequeño, los españoles ven en él la redención de un fútbol que, luego de ganar la Copa del Mundo de 2010 en Sudáfrica, ha vuelto a la vida.

Yamal, a sus diecisiete años de edad, mira hacia el horizonte en colores y podría ser el punto de mira de todo el planeta. Con Lamine Yamal decimos que andando detrás de las glorias de Messi y Cristiano Ronaldo, puede haber aparecido el heredero, el “hijo pródigo”, aunque eso está por verse. Sí, está por verse. Nos vemos por ahí.

Ver fuente