El partido contra Paraguay obliga al técnico Fernando Batista a exprimir los mejores recursos técnicos de la Vinotinto. A estas alturas de la eliminatoria no se puede esperar que el entrenador argentino modifique de manera radical el estilo de juego que ha venido exhibiendo la selección desde los tiempos de Rafael Dudamel en el banquillo, pero habrá que intentar algunas variantes.
El fútbol directo de ataques por las bandas en procura de ganar los duelos individuales entre los extremos nacionales y los laterales rivales para desbordar y servir el pase gol a Salomón Rondón ha sido el santo y seña en la fase ofensiva en este proceso. Así se le ganó con manifiesta superioridad a Chile en el mejor demostración ofrecida por la Vinotinto en las nueve fechas de la eliminatoria, y también por esa vía de atacar por los costados para liquidar en el corazón del área chica se sacaron valiosos puntos ante las poderosas Brasil y Argentina.
Pero Venezuela tiene cinco fechas sin ganar un choque en la eliminatoria y es preciso comenzar a sumar de a tres puntos para regresar a los puestos de clasificación directa, que ahora tiene más pretendientes con la recuperación de Bolivia, gracias a la ventaja física y metal que saca al disputar sus partidos en el techo del mundo de El Alto. Sumar ante la granítica selección guaraní requerirá de un trabajo de orfebrería diamantina. Habrá que trabajar con paciencia cada jugada, porque Paraguay basa todo su juego en una defensa amurallada en la que arma una línea de cinco que se refuerza con la presencia de dos mediocampista de corte y costura como Bobadilla y Cubas.
Esto quiere decir que Yeferson Soteldo, Darwin Machís o Jefferson Savarino tendrán pegado a sus talones a los laterales-volantes Cáceres y Sánchez quienes apoyarán a los stoppers Alderete y Balbuena, a fin de redoblar las bandas para cerrarle el paso a los extremos criollos.
Este partido, por tanto, requiere de otros registros, además de los ya conocidos. Será necesario que la Vinotinto también se anime a tocar más, asociarse y buscar el juego por dentro para aprovechar los espacios disponibles que dejan Bobadilla y Cubas. Es la ocasión para que Savarino deje de moverse como extremo y asume la organización del ataque como un medio creativo, que tenga más contacto con el balón para generar sociedades por dentro con Soteldo y Machís o para quebrar la resistencia defensiva con un pase de ruptura que deje a Rondón de cara al arco para rematar, una jugada que poco ha intentado Venezuela en la eliminatoria.
La Vinotinto tiene que atreverse más para desordenar a Paraguay con rapidez y movilidad, porque las pelotas largas caerán en la tierra baldía paraguaya. Será una batalla táctica en Asunción que Batista deberá ganar con atrevimiento, para evitar que Paraguay imponga su juego recio, de lucha y fuerza.